Una fecha que no puede ni debe pasar desapercibida. Porque el jueves 11 de abril es el día elegido por diferentes organizaciones sociales, bajo el alero de la Central Unitaria de Trabajadores, para realizar el Primer Paro Nacional Activo.
Organizaciones como la Coordinadora Metropolitana Nacional de Pobladores, la Confederación Nacional de Gremios Pymes y Cooperativas de Chile, la Mesa Intersindical del Transporte Público, la Confech, Ancosalud, Colegio de Profesoras y Profesores de Chile, Ajunji, Centros de Alumnos y la lista sigue porque día a día se suman más organizaciones a esta convocatoria a paro.
¿Qué tienen en común estas entidades que las hacen unirse al llamado de la CUT?
El descontento.
Porque hay necesidades insatisfechas, promesas no cumplidas, demandas olvidadas o simplemente desoídas.
Este Paro pretende ser un llamado potente a los legisladores, a los empresarios, a los políticos de derecha y al mismo gobierno para que se impulsen cambios significativos que garanticen a la mayoría una vida digna, equitativa y justa. Para la mayoría, no sólo para un grupo minoritario cargado de privilegios.
Las demandas se han analizado (y vivido) durante años y entre las urgentes que no pueden soslayarse están el tener un salario que esté sobre la línea de la pobreza y eso equivale a $630.000 mensuales. El responsable de abrir una mesa donde se discuta el salario es el Gobierno y debe hacerlo este primer semestre y no dilatar más un tema tan sensible.
Otra demanda es priorizar una política de generación de empleo. Los grandes empresarios y los dueños del capital son los que deben dedicarse a producir y no a escudarse en la falta de inversión que ellos mismos provocan para oponerse a toda transformación.
En el Chile neoliberal de la concentración económica, la especulación y la plusvalía del capital que excluye a las grandes mayorías se debe imponer el trabajo como derecho y los salarios justos, además de superar la naturaleza asistencialista del Estado con la acción organizada y colectiva de las y los trabajadores.
Retomar la Reforma Tributaria que de verdad haga justicia y permita resolver las grandes desigualdades que seguimos viviendo y una reforma al sistema de pensiones que garantice una jubilación digna para la vejez debiera movilizarnos a todas/os, baste un mínimo de sentido de solidaridad social.
Avanzar en una reforma estructural al sistema de salud que instale un nuevo mecanismo de financiamiento, que termine con el lucro con la enfermedad y que asegure una atención digna a las y los usuarios del sistema es lo que escuchamos todos los días de los usuarios de la salud pública. El gobierno se comprometió con un Fondo Único de Salud y un cambio de paradigma del sistema, es el momento de insistir en esta reforma, mucho más importante que preocuparse del salvataje de las Isapres, gran negociado de grupos de poder económico.
Por las dimensiones de esta columna de opinión no es posible nombrar las otras demandas levantadas por las organizaciones sociales. Baste decir que hay un amplio reconocimiento que el modelo neoliberal nunca funcionó para las Mipymes y que no se puede esperar chorreo ni bondad de los grandes empresarios, ni tampoco funciona para la gran masa trabajadora, generadora de riqueza, de la cual no disfruta pues ésta se concentra en grupos reducidos de la población.
De allí que el lema del 11 de abril sea "Una mayoría social que quiebre el empate político y el bloqueo empresarial".
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