El pasado 26 de marzo el país conmemoró el Día Mundial del Clima, en el que desde el origen de la cooperación internacional para enfrentar el cambio climático allá por el año 1992, la Convención Marco de Naciones Unidas sobre el Cambio Climático estableció como una forma de sensibilizar sobre la importancia de las acciones y actividades que nos permiten enfrentar, accionar y trabajar en metas contra el cambio climático. A más de 40 años de esa declaración este objetivo es más claro y urgente que nunca. Así lo pudimos reflejar este día en que co-organizamos actividades con comunidades escolares desde las primeras infancias, en la que pudimos revalidar proyectos ambientales a través de la ceremonia de certificación ambiental de establecimientos educacionales, a presenciar el trabajo de educación en terreno y a conformar una primera red regional de Género por la Acción Climática junto a lideresas ambientales. Es en la educación y en la articulación de redes y comunidades donde tenemos grandes opciones para mejorar nuestra adaptación y resiliencia al cambio climático.
En nuestra región, con la intención de vincular otros días relevantes a la acción climática, como los son el Día de la Naturaleza, Día Internacional de los Bosques, el Día Mundial del Agua, tuvimos la importante tarea de liderar la conmemoración del Mes del Clima, en el que junto a diversas organizaciones e instituciones estuvimos poniendo el foco de la activación en terreno, realzando la importancia de nuestros ecosistemas más frágiles, pero que al mismo tiempo son los que más aportan a reducir el impacto de nuestras actividades humanas a través de múltiples funciones ecosistémicas. De ahí la relevancia que tenemos para su conservación y protección y de mejorar cómo interactuamos y planificamos nuestro territorio y maritorio.
Mirando un poco más allá el 2024 no es un año típico en el calendario climático. Venimos de un año 2023 que tuvo el registro del año más cálido a nivel mundial según registros (que se extienden por casi 150 años). Como señaló el secretario general de las Naciones Unidas, Antonio Guterres "en el año 2023 vimos un mero anticipo del futuro catastrófico que nos espera si no actuamos ahora". Debemos responder al aumento sin precedentes de la temperatura con medidas innovadoras". Tanto la agilidad de medidas para reducir abruptamente las emisión de Gases de Efecto Invernadero como nuevas formas de instrumentalizar la urgencia de aplicación de medidas y gobernanzas para robustecerlas son grandes objetivos de este año. Este 2024 el país y nuestra región se comprometieron a elaborar y publicar en todas las regiones, Planes de Acción Regional de Cambio Climático, que son grandes instrumentos de gestión climática para abordar y enfocar esfuerzos para contrarrestar los efectos del cambio climático a través de diferentes medidas y acciones. El nuestro tuvo su primer hito de inicio formal el pasado 7 de marzo. De la misma forma este año comienzan a actualizarse varios instrumentos sectoriales contra el cambio climático, comienzan a elaborarse planes de escala comunal y se revisan nuestros compromisos y estrategias para enfrenta el cambio climático a nivel internacional. El 2024 es un año clave como región y país en construir las herramientas para seguir trabajando coordinadamente por los próximos años.
Sin duda alguna, el siglo XXI es el tiempo en el que la crisis climática será parte de lo que hablemos, actuemos y trabajemos en nuestras comunidades y a nivel mundial. Habiendo pasado ya casi un cuarto de siglo, tanto la conformación de una orgánica internacional hasta la local, son pasos importantísimos para abordar esta crisis, pero que requieren de mayores esfuerzos, desde las instituciones como de nosotros como habitantes y responsables para nuestras próximas generaciones, las cuales estarán sintiendo y habitando los efectos e incertidumbres del cambio climático por al menos el resto de este siglo.