Un hombre que entregó su vida a la Patagonia, en la forma que aprendió a hacerlo, con el profesionalismo para equipar su avión, dar arranque y despegar en busca de un enfermo o un campesino, con un corazón dispuesto a que sus latidos estuvieran acordes a las necesidades de quienes le pedían su apoyo, ya sea perdido en la inmensidad de los bosques, ríos o ventisqueros de la Patagonia aisenina
Hoy su tierra llora su partida, en el último de sus vuelos, pero ha dejado a su descendencia empapada en el gran espíritu que supo repartir en todos quienes le conocieron.
En un tiempo tuve la oportunidad de viajar varias veces a Coyhaique y al tomar contacto con "Neto" Hein, me encontré con ese personaje que de inmediato te dice quién es, sin casi abrir la boca, activo, alegre, atento, y en el primer vuelo que hicimos juntos pude apreciar el dominio absoluto de los corredores aéreos, de las bondades de esa tierra hermosa y principalmente de su profesionalismo.
Un día cualquiera nos encontramos en Cochrane y me invitó junto al oficial de Carabineros, jefe de la unidad, a que lo acompañáramos en un vuelo destinado a encontrar- rio Baker abajo- una pequeña pista para acortar en tiempo considerable la llegada al punto desde donde había que armar arreos y salir con los animales hacia otros destinos. Se trataba de ubicar desde el aire el lugar apropiado para aterrizar y marcarlo -de alguna forma- para dejarlo visible a las futuras necesidades.
El avión voló un buen rato sobre y al costado del hermoso río Baker, con cerros y ventisqueros nítidamente visibles desde nuestra altura, hasta que de repente, Neto dice: "¿Ven esa laguna seca? Al costado hay una pequeña planicie que puede ser una pista". Estábamos a la altura del Rio Ñadis. Vamos a dar una vuelta, bajar un poco para observar mejor el terreno.
Se cumple con la observación y Neto dice: "En esta vuelta aterrizaremos". Las sonrisas con cara de susto se apropiaron de nuestras mentes, pero los dados estaban tirados, estábamos en BUENAS MANOS. ¡Vamos! Aterrizamos perfectamente y empezamos a remover algunas ramas para mejorar el desplazamiento del avión. Llegaron cuatro o cinco campesinos del sector con sus caballos a todo galope, porque pensaron en una emergencia, ya que antes nunca habían visto un avión en esas latitudes.
Este recuerdo es para describir una aventura enorme para mí, la que para el piloto era solo una ocasión más, en que podía demostrar sus dotes de eximio operador de los comandos que ordenan el correcto desplazamiento de un avión, es solo para destacar la capacidad profesional de Ernesto, capacidad que le daba la fuerza para ponerla a disposición de enfermos que evacuaba desde lugares tremendamente lejanos y dejarlos con su avión en la puerta del hospital, como lo hizo previa iluminación de la pista, con los autos de los coyhaiquinos que acudían al llamado de la radio para apoyar la emergencia.
La historia de su vida está llena de actos de gran valentía y apoyo en el traslado de personas y carga, en una región de por si altamente difícil de operar, por eso Ernesto fue siempre el "respetado Neto Hein" llegando su nombre a todos los ámbitos del quehacer aisenino, y así fue como los senadores Horvath y Walker pidieron al Senado la denominación del aeródromo de Cochrane como "Ernesto Hein Águila", lo que se aprobó prontamente.
La Fuerza Área de Chile en el año 2003 lo había homenajeado con la "Cruz al Mérito Aeronáutico" en el grado de "Servicios Destacados", lo que Neto recibió con humildad, pero con el corazón lleno de felicidad porque su tarea era altamente reconocida.
Desde Punta Arenas el recuerdo y respeto a Ernesto Hein Águila por su enorme entrega y apoyo a la vida solidaria.
Arnaldo Alarcón Fabres
Recuerdo de un magallánico a sus 96 años.