(Crónicas Fronterizas)
"…Buscaba una canción y me perdí
En un montón de palabras gastadas
No hago otra cosa que pensar en ti
Y no se me ocurre nada?" (Joan M. Serrat)
Esperaba confesarme al final de esta columna, que hoy escribo rápido y casi sin revisiones postreras. Decidí que no, por respeto a usted y su tiempo, pensé: "qué dirá el incondicional cuando luego que 6 o 7 minutos de lectura se encuentre recién con que hoy no he dicho nada, o casi nada". Sin embargo, hay también un imperativo práctico en esto, pues, en un acto reflejo, para entonces es muy propable que usted se haya alejado ?tal vez definitivamente- de este texto y del autor. Alejado física o mentalmente: físcamente, pues pasar de la hoja 6 a la 7 en un diario electrónico solo cuesta lo que cuesta hacer un "click"; y, mentalmente, pues distraerse frente a propuestas etéreas como la de hoy es obvio y a veces necesario.
La verdad es que la musa dominguera anda esquiva, lo que me llevará a "sacar" una especie de segunda parte de la anterior columna. Así, probablemente caeré en la recurrida miscelánea de esos programas de la TV o radio que anuncian una vuelta de tuerca a las noticias, o lo que ellos interpretan como un punto de vista diferente de estas últimas, actividad que muchas veces se limita a leerlas y comentarlas con cierto aire de desenfado, o exagerada gravedad, pero siempre dejando un saborcillo a lugar común. Lo dije aunque me pese después. Y reconozco que probablemente en el mismo trance no lo haría mejor.
Escribo estas líneas mientras veo aquel asunto del desayuno para mi padre, el que, como todo domingo, ya está levantado. Porque mi mayor decide descansar hasta el mediodía todo el resto de la semana si no se le despierta e insta a levantarse, para activarse inexplicablemente al alba del domingo. Bueh.
(Nota personal 1: Pendiente está comentar el tema de los cuidadores en general y esas, algunas veces, secretas y sorprendentes historias, las que de alguna manera ?y muy autorreferentemente- he adelantado, sin filtros).
Mientras salen las tostadas y este cronista trata de mantenerse en pie, comenta el decano sobre las noticias de la semana: La de la monja y su maleta, singular noticia, y de la que me entero recién hoy. ¿Qué decir? Que estamos todos locos en este país, porque la señora tampoco es monja, o no por lo menos de alguna orden reconocida, según me contó recién una amiga con "conexiones" religiosas. Acaso alguna orden ñuñoina, ese gentilicio que ha dado origen hasta a partidos políticos y hoy en día es un adjetivo en forma.
La noticia del Carabinero acribillado por unos extranjeros. Mal, pero la sensación es que esto ha pasado antes, solo decir lo obvio: que cuando esto nos parezca habitual acaso sea demasiado tarde. También me comenta, ya a estas alturas acelerado, acerca de la inmigración ilegal al parecer desatada y de la contaminación coyhaiquina. Lo paro no sin algo de brusquedad y cambio de tema lo más sutilmente que puedo.
Me pregunto preocupado en qué minuto se enteró de todo esto, pues en la casa nunca hemos sido demasiado amigos de los noticieros (Nota personal 2: la expresión "en la casa" logra institucionalizar grandilocuentemente, en el caso nuestro, una idea de hogar compuesto hoy por dos almas y cuatro perros).
Así, sabiendo ya que este tipo de información al final provoca una ansiedad innecesaria en ciertas personas, sobre todo adultos mayores, me hago el firme propósito de tener a la mano más libros, revistas, documentales y más comedias que noticieros, cual más sensacionalista y superficial que el otro.
Y dicho y hecho: el diario "El mostrador" precisamente informa sobre este tema el día de hoy, con una foto que no puede ser más decidora: una adulta mayor con las manos en la cara, imagen que deberemos asociar con la noticia que viene a continuación.
Así comienza un día domingo que matizo con esta columna precipitada y sin horizontes.