La percepción ciudadana es clara y rotunda; estamos estancados, no se advierte desarrollo, no se nota el crecimiento y muy lentamente comienzan a ejecutarse obras públicas de primera prioridad, que poco a poco están teniendo un impacto en el empleo.
Esa percepción no la inventamos nosotros como medio de comunicación, es genuina, ya que de manera permanente escuchamos esa sensación de estancamiento, una opinión legítima, sin sustento estadístico ni científico, pero que sin duda cala fuerte en el estado de ánimo de la comunidad.
Por lo mismo, hemos estado permanentemente llamando a los actores políticos de la región a dejar de lado las diferencias y a generar un debate donde el epicentro sea el futuro de Aysén y el bienestar de sus habitantes, no las posturas ideológicas que cada partido o sector político quiera relevar. Y aun cuando cada ciudadano/a tiene el legítimo derecho a militar o simpatizar con las ideas que mejor lo representen, hoy el debate está puesto en la forma cómo mejoramos la gestión, como desarrollamos Aysén, generando empleos, poniendo en marcha nuevos proyectos y obras públicas, y a partir de ello, cómo comenzamos a transitar por mejores días en lo económico, en lo laboral y en lo social.
Ojalá la clase política acuse recibo, de manera directa o indirecta, porque a ella se dirigen las críticas ciudadanas cuando se extravían los objetivos que todos buscan en su afán por generar más bienestar para sus habitantes. Porque para la ciudadanía no tienen mucho interés ni valor, las pequeñeces que generan las polémicas y peleas políticas, algunas muy artificiales e innecesarias, menos, las discusiones ideológicas que tantas veces condicionan las importantes decisiones que deben dar paso a las grandes soluciones que generen desarrollo, un aspecto tan anhelado por las personas en esta parte del país.
La comunidad aisenina sigue a la espera respuestas y soluciones a muchas demandas y problemas. Muchas de esas soluciones están en manos de las autoridades regionales y otras en manos del gobierno central y los parlamentarios, que deben empoderarse mejor de su rol y su compromiso con Aysén. Las personas esperan que esas demandas sean atendidas o, al menos, conocidas por esas autoridades, electas y designadas, con acciones concretas, acercamientos reales, voluntad política para comprender esas particularidades.
Lo que la ciudadanía espera es que las políticas públicas generen el efecto favorable que la gente anhela, que dejen huellas y demuestren que los cambios por los que esta administración y la propia comunidad tanto abogan, comiencen a apreciarse. Porque la región y sus habitantes tienen grandes pretensiones y todos y todas debemos poner nuestros esfuerzos y nuestra mirada en el futuro, con tolerancia y respeto, para buscar los beneficios sociales y colectivos que la comunidad demanda.
De nada sirve trabajar de manera asociativa y con un fuerte énfasis en la participación ciudadana, si no existe tolerancia, si todo se resuelve con descalificaciones y con ataques personales, con sesgo político, con pan y circo. Eso ha demostrado ser nefasto para la democracia.
Por lo mismo volvemos a señalar que la comunidad quiere ver señales de cambio y el énfasis de la gestión gubernamental puesto en las personas para, de esta manera, instalar nuevos paradigmas y no replicar el modelo de siempre, cuya máxima es condicionar todo a factores políticos, de rentabilidad y crecimiento.