El informe anual sobre el ranking de felicidad realizado entre Oxford Wellbeing Research Centre, la Red de Soluciones para el Desarrollo Sostenible de la ONU y el Consejo Editorial del Informe Mundial de la Felicidad (WHR por sus siglas en inglés) se revelan datos significativos sobre la percepción de la felicidad en diferentes países.
En este último estudio, Chile experimentó un descenso de tres puestos en comparación con años anteriores. Finlandia se mantuvo en la posición de liderazgo, seguida de cerca por Dinamarca, Islandia y Suecia. Por otro lado, Afganistán ocupó el último lugar en la lista. Un hallazgo interesante fue la diferencia en la percepción de la felicidad entre generaciones, donde las personas nacidas antes de 1965 demostraron ser más felices que las generaciones posteriores. Además, el informe destacó que México fue el país latinoamericano mejor clasificado, seguido por Uruguay, El Salvador y Chile, que ocupó el puesto 38. Estos resultados ofrecen una visión reveladora de cómo diferentes factores pueden influir en la percepción de la felicidad en todo el mundo.
En el mundo de hoy, la felicidad puede parecer una meta difícil de alcanzar para muchos. Aunque todos la deseamos, a menudo nos encontramos luchando por encontrarla. Sin embargo, más allá de las clasificaciones, surge una pregunta importante: ¿Por qué nos cuesta ser felices?
Una razón puede ser la forma en que comparamos nuestras vidas con las de los demás. Con las redes sociales y los medios de comunicación, es fácil ver lo que otros tienen y sentirnos insatisfechos con nuestras propias vidas. Esto puede hacernos sentir que nunca tenemos lo suficiente, lo que dificulta sentirnos felices con lo que tenemos.
Además, nuestras expectativas pueden jugar un papel importante en nuestra felicidad. A veces, tenemos expectativas poco realistas sobre cómo debería ser nuestra vida, y cuando la realidad no coincide con esas expectativas, nos sentimos decepcionados y descontentos.
Otro factor importante es el estrés. Vivimos en un mundo acelerado y muchas veces nos sentimos abrumados por nuestras responsabilidades y preocupaciones, por lo que este estado constante puede afectar nuestra felicidad y hacer que sea difícil disfrutar de los momentos simples de la vida.
A ello podemos sumarle las presiones sociales y culturales que también pueden influir en nuestra felicidad, ya que frecuentemente sentimos la presión de cumplir con ciertos estándares de éxito y felicidad impuestos por la sociedad, lo que puede hacer que nos sintamos fracasados si no los alcanzamos. Así también la falta de conexión interpersonal y de propósito en la vida también puede dificultar nuestra felicidad. Sentirnos solos o sin un propósito claro puede hacer que nos sintamos vacíos y desanimados, incluso si aparentemente tenemos todo lo que necesitamos.
Es evidente que si algo está afectando nuestra salud mental, es crucial que tomemos medidas significativas para cambiar nuestra perspectiva y forma de vida. Adoptar una mentalidad centrada en las cosas simples y la gratitud puede ser el punto de inflexión que necesitamos. Al enfocarnos en las pequeñas alegrías y valorar lo que ya tenemos, en lugar de obsesionarnos con lo que nos falta, podemos experimentar una transformación profunda en nuestra actitud hacia la vida. Practicar la gratitud nos brinda una nueva lente a través de la cual ver el mundo, lo que nos ayuda a reducir el estrés y mejorar nuestra salud emocional en general. Este cambio de enfoque nos permite encontrar un mayor sentido de satisfacción y bienestar, contribuyendo así a una mente más calmada y equilibrada. Entonces, ¿qué esperamos? Es hora de hacer ese cambio de chip y abrirnos a una vida más plena y feliz.