En la conmemoración de los dos años del Gobierno, faltaron declaraciones vehementes y potentes en torno a la calidad de la gestión, en torno al sello de la actual administración, y las personas que hicieron vocerías simplemente enumeraron logros, pero no marcaron diferencias discursivas en torno a la impronta gubernamental.

Parece que faltó consistencia, y convicción, porque la comunidad se quedó con una sensación de gusto a poco, esperando un recuento más detallado del Gobierno y sus autoridades, detallando prioridades y desafíos. Fue una conmemoración plana, sin realce, políticamente muy austera, lo que no se condice con la siempre necesaria vocación de querer comunicar lo que se está haciendo por el bien del país y la región.

En ese contexto, es absolutamente entendible que existan permanentes llamados a la unidad, a la generosidad y a poner los grandes intereses del país, de la región y de sus habitantes, en el epicentro de la discusión política. Por cierto, que nos sumamos desde nuestro rol informativo a lograr que esas arengas se transformen en acciones concretas y no se queden como simples frases para el titular.

El mundo gubernamental y el privado están muy al debe en distintos ámbitos, pero cuando sus diferencias son más de fondo e ideológicas, las tensiones entre ellos se agudizan, se exacerban, y la comunidad observa asombrada la incapacidad de ambos sectores por lograr al menos, dialogar sobre el desarrollo de Aysén. La comunidad anhela cohesión y fraternidad en el trabajo político, quiere ver gestión mancomunada, acciones colaborativas y no solamente críticas. También se extraña la propuesta, la gestión para lograr que se concreten los grandes anhelos colectivos.

Porque mejorar la gestión gubernamental también tiene un correlato legislativo y acciones adecuadas desde el Gobierno Regional y su Consejo y desde los propios concejos municipales. Aquí lo que menos importa es el lucimiento personal. 

Lo relevante es sacar a Aysén del subdesarrollo y comenzar a generar medidas y políticas públicas que apunten en esa dirección.

Volvemos a plantear que en este desafío de buscar el bien común, no sirve a polémica ni menos la odiosidad, tampoco politizar el debate, simplemente hay que actuar con transparencia, honestidad y preocuparse por el bienestar de todos los aiseninos y aiseninas que, más allá de su domicilio ideológico, anhelan un mejor pasar y ser protagonistas de un desarrollo con el énfasis puesto en las personas.