En un viaje organizado por el Servicio Regional del Patrimonio Cultural Aysén, un grupo de 7 artesanas de Puerto Ibáñez pudo acceder a una cueva, en los alrededores de El Salto del río Ibáñez, que conserva pinturas rupestres y vestigios de nuestros antepasados alrededor del lago General Carrera.
En una emocionante caminata, las creadoras lacustres accedieron al espacio que hoy es administrado por el Refugio Casa Piedra, colaboradores de esta actividad.
La posibilidad nació a propósito de la tesis de la estudiante Claudia Aranda Belenguer para obtener el Magíster en Arte Mención Patrimonio de la Universidad de Playa Ancha. "Estoy realizando una tesis sobre las valoraciones y significaciones que tiene la comunidad de Ibáñez sobre el arte rupestre del valle del Río Ibáñez. He enfocado mi estudio en las alfareras de Puerto Ibáñez, quienes representan en la decoración de sus cacharros de greda la iconografía del arte rupestre que existe en el territorio".
El arte rupestre alude a las creaciones que se hicieron sobre rocas o piedras. Del latín "rupes" que significa roca, son dibujos, grabados y hasta pinturas que representan una de las expresiones artísticas más antiguas del ser humano, y ofrecen una enorme ventana al pasado.
Para la mayoría de las artesanas que participaron, se trató de una experiencia particular, pues es primera vez que visitan el sitio arqueológico, muestra viva de sus más grandes inspiraciones, motivos indígenas que plasman en sus obras, a través de la práctica de la alfarería.
Más tarde se trasladaron a sitios cercanos donde pudieron apreciar la guanaca y su cría, y las grecas, importantes hallazgos de la prehistoria aisenina.
El recorrido fue guiado por la arqueóloga de la Oficina Técnica Regional del Consejo de Monumentos Nacionales de Aysén, María Luisa Gómez, quien explicó cómo se genera este cruce entre historia, arqueología, artesanía y un relato común, entrelazado por este grupo de mujeres: "Esta iniciativa surgió a partir de la misma inquietud de las artesanas de conocer los sitios con arte rupestre porque muchas de ellas usan motivos de arte rupestre propio de la zona, como la guanaca con cría, pero pocas de ellas han visitado los sitios. O las que los han visitado lo hicieron cuando eran muy jóvenes. Entonces, consideramos que es muy importante que la gente, que la ciudadanía en general, conozca y sepa sobre el patrimonio que tienen, sobre las pinturas rupestres, sobre la prehistoria de la región, como vivían los antiguos habitantes. Y en particular, en este caso, las artesanas que son ellas mismas las que toman este patrimonio y lo reproducen en las vasijas que ellas hacen. Hacen un trabajo muy importante de reinterpretar estas pinturas, trasladarlas a otro tipo de soporte que no es la roca que uno ve en el arte rupestre. La trasladan a la cerámica que también es otro elemento importante en la prehistoria, aunque aquí en la región no hubo tanta cerámica, sino en tiempos más tardíos. Curiosamente ellas juntan una de las expresiones más antiguas que tiene el ser humano que es el arte rupestre con otra de las expresiones que son más recientes que es la cerámica. Juntan estos dos elementos y ponen su identidad en ello".
La visita fue registrada para la creación de una pieza audiovisual que narrará este acercamiento inédito para las artesanas de Puerto Ibáñez a las piedras donde se escribió nuestra historia más antigua.
La artesana Marfa Águila ha sacado durante décadas desde la cercanías del salto del río Ibáñez la greda con que moldea sus cacharros y figuras en su taller muy cerca del lago: "No hay palabras para describirlo, pero estoy feliz y contenta de haber llegado hasta aquí porque yo había escuchado muchos comentarios de que estaba la guanaca en esta cueva. Pero nosotros se lo traspasábamos a nuestros turistas porque como artesanos llevamos todas las pinturas como la guanaca, las grecas a la artesanía. Y siempre les decimos a los turistas que acá en Ibáñez hay muchas guanacas en las cuevas, pero no hay acceso. Entonces ahora el estar aquí y verlo presencialmente, es diferente porque podemos decir con base que sí están las guanacas y que sí hay acceso".
Angelita Fuentealba quedó maravillada, "estoy impresionada porque es maravilloso, el lugar, la cueva. He conocido otras cuevas más chicas, pero esta es maravillosa".