Construyendo sobre una Deuda Ambiental


Mientras construimos el futuro de Aysén, nuestra región tiene una deuda urgente: la falta de un centro para la disposición final de residuos de la construcción y desechos peligrosos.
Esta no es una preocupación nueva. Desde la Cámara Chilena de la Construcción (CChC) de Coyhaique, a través del comité de Proveedores, hemos tocado en varias oportunidades la puerta de las autoridades. Nos hemos reunido con el municipio, el Gobierno Regional, con las secretarías regionales ministeriales de Medio Ambiente y Salud, para buscar una solución conjunta a esta temática.
Valoramos los pasos que se están dando, que iniciaron en la Comisión Regional de Construcción Sustentable, Corecs. Particularmente, el estudio que realiza el Gobierno Regional para diseñar un diagnóstico de un plan de gestión de residuos en transición a economía circular, que servirá, entre otros, para cuantificar los residuos del sector y explorar vías de reutilización y reciclaje. Este es el diagnóstico que necesitábamos.
Hoy, las empresas del sector construcción, que operan con un alto estándar de responsabilidad ambiental, enfrentan una importante carga logística y económica para gestionar el retiro de residuos con empresas que ofertan servicios a nivel nacional y regional, sin embargo, esto es una solución inviable para la mayoría de nuestras Pymes, que son el motor de la economía local.
Como gremio, creemos que la solución no pasa simplemente por instalar un sitio de disposición de residuos, hay que aplicar una mirada de futuro, inteligente y sostenible. La propuesta, que se está trabajando a través de la Secretaría Ejecutiva de Residuos y Economía Circular -dependiente del GORE Aysén- y que integramos como CChC, busca avanzar hacia la creación de un centro de gestión y valorización de residuos, incluido el sector construcción. Un lugar que no solo sea un punto de acopio, sino un motor de economía circular. Un espacio donde los residuos del concreto, por ejemplo, se puedan triturar para ser reutilizados como material base para caminos, o donde los retazos de maderas se transformen en algún subproducto, y para que los residuos peligrosos sean dispuestos dentro de la región, con la rigurosidad técnica que exige la ley.
Para que esto sea una realidad, se requiere, como en la mayoría de los casos, una alianza estratégica entre los sectores público y privado. El Estado podría, por ejemplo, facilitar el terreno y concesionar el recinto y fundamentalmente, actualizar la normativa vigente, porque necesitamos un marco regulatorio que incentive y permita la reutilización de materiales de construcción, transformando lo que hoy es un "residuo" en un "recurso". En tanto, el sector privado, podría aportar la inversión, la tecnología y la experiencia operativa.
La construcción es, por definición, una actividad de futuro. Edificamos hogares, hospitales y caminos para las próximas generaciones. El estudio del GORE debe ser el punto de partida para un plan de acción con plazos y presupuestos definidos. Aysén merece una solución que promueva un desarrollo sostenible.