Me ha sorprendido en mis paseos sabatinos por Feria Las Quintas de Coyhaique la timidez de las acciones políticas que integran la campaña para las elecciones primarias de este domingo 29 de junio, jornada electoral que enfrentará a 2 hombres y 2 mujeres, integrantes de la alianza que ha gobernado Chile desde marzo de 2022, en un momento cargado de descuelgues y recriminaciones que muchas veces confunden lo plausible con lo que fueron en su minuto los anhelos políticos devenidos en promesas de campaña.

He ido dos sábados seguidos a la feria en plena campaña y la poca o casi nula efervescencia manifiesta, me ha dejado aletargado, alicaído, con la sensación de haber retrocedido como sociedad en cuanto al uso del espacio público para hacer política, las calles como escenario de la discusión de ideas, como un espacio de permanente intercambio ciudadano y sano debate.

Además de la apatía peatonal de quienes circulaban entre el humo y los feriantes, había una retracción, una suerte de vergüenza pública por mostrar las supuestas virtudes de sus candidatos y candidatas. "Tuve que quitarle el flyer de Jara", me dijo un amigo extranjero que me acompañaba (con derecho a voto por residencia hace 21 años), preocupado del poco movimiento político en la única feria de la ciudad, a una semana de las elecciones primarias de la centroizquierda.

Otros dos estaban, casi sin moverse, con banderas de Tohá. Silenciosos, con pocazo ánimo de interrumpir a las familias su paseo sabatino para exponer las ideas de su candidata que, ahora sí, se supone que traerán alegría, porque basta de miserias, porque digan lo que digan. Podrían haber cargado pancartas, más baratas y no hay que agitarlas. De Winter esta semana no vi absolutamente nada. Poco estratégico, por decir lo menos, cuando hablamos de un espacio ciudadano por excelencia. De Mulet sí vi a una autoridad regional la semana anterior y dos banderas que flameaban un poco más que las de Tohá. Pero no mucho más. Y no creo que alcance.

No hay ganas de hacer campañas, no hay mística, suenan acordes de desembarco y el último año siempre es ingrato para unos y calculador para otros. 

En cuanto a los vaticinios parece que Tohá tocó techo, Winter se desploma cada día más, Mulet siempre testimonial, mientras Jara escala de modo sólido al primer lugar de las encuestas.

Algunos incautos creen que todo ocurre en el mundo virtual, que allí están las verdaderas campañas, pero el voto masivo -estoy seguro- sigue prefiriendo que alguien les toque la puerta de su casa y, con respeto, les cuente de sus propuestas. Pero cuesta dar la cara cuando hay promesas incumplidas.

Pero resulta que todo este desgano tiene un contexto que se llama Región de Aysén, y no es difícil adivinar que las ganas de hacer política, de comprometerse, de salir a conquistar el voto, de modo tradicional, son directamente proporcionales a los escuálidos votos que representamos en este desconocido rincón transcordillerano, a la nula influencia que podemos tener con nuestro sufragio en las elecciones nacionales. Quizás la Feria Las Quintas es más significativa para nuestra ciudad que toda nuestra región para los partidos en competencia.