El "humor" de la derecha

El humor puede ser una excelente herramienta cuando se trata de comunicación efectiva. Pero para esa excelencia se requiere inventiva, creatividad, un mensaje claro e intentar, en lo posible, no saltarse las normas.
El último tiempo, fuera de todo cronograma político y muy probablemente fuera de la ley, por cierto, el partido de derecha, creado con la dictadura como madrina, la UDI, ha exhibido en redes sociales, distintas piezas audiovisuales de pésimo gusto, difamatorias, y que constituyen material de propaganda electoral, fuera del periodo legal para llevarla a cabo.
En esos videos aparecen personeros de Gobierno, ministras de Estado y hasta el propio presidente Boric, interpretados por actores y actrices de muy baja calidad, que parecen sacados de un gag ochentero de uno de esos programas de mediodía, que tanto disfrutaban los militantes de ese partido que de democrático ha tenido siempre el puro apellido.
¿De qué se quiere disfrazar la derecha? ¿De teatro de comedia? Lo cierto es que la derecha en Chile está el otro extremo de ese concepto. Es una derecha trágica, cómplice de lo peor que pudo pasar en este país, encubridora de horrorosos crímenes que marcan el periodo más infame de la historia de Chile.
Hoy se visten de demócratas e incluso de comediantes, siendo que la derecha siempre ha sido más aburrida que chupar un clavo. Nada puede ser más fome que un político de derecha intentando hacer humor. Llega a ser patético lo mal que les sale.
Y tiene que ver con que los herederos del mal siempre se han reído en los momentos más inoportunos de la historia y han festinado con el dolor ajeno permanentemente. Eso es para mí la derecha chilena.
No les sale natural reírse sin crueldad. Lo hicieron durante casi 20 años; festinaron con todas las bromas criminales del soldado ignorante que decidía quien vivía y quien no.
Por eso interpreto estas groseras parodias como un intento desesperado por recuperar los votos perdidos, entre tantas cuchilladas que se han dado por la espalda, los candidatos y candidatas de ese sector. Quizás a ellos les gusta más hablar de corvos que de cuchillos.
Sus creaciones humorísticas no dan nada de risa. Un poco de vergüenza ajena, quizás. Pero de esa farsante carcajada a infundir un miedo real en la población, sabemos que hay una distancia que puede ser muy corta, por muy fomes que sean.