Editorial, Redacción El inicio del 2026 no representa solo un cambio en el calendario, sino una pausa consciente que la humanidad ha practicado por más de 4,000 años para reflexionar y marcar una nueva intención. En Chile, esta transición se vive a través de rituales que buscan atraer prosperidad y salud, como el consumo de las doce uvas o el uso de ropa interior amarilla para la alegría. Sin embargo, este año la tradicional "limpieza de la casa" para alejar malas energías adquiere un matiz político inédito con la llegada de José Antonio Kast a la presidencia en marzo.
Las fuentes describen este momento como la consolidación de una "nueva derecha popular", un fenómeno donde el respaldo hacia Kast ha crecido precisamente en los sectores más vulnerables de la sociedad. Mientras las familias chilenas realizan cábalas para atraer abundancia, como poner un billete en el zapato, el nuevo gobierno se prepara para enfrentar la "médula" de las preocupaciones ciudadanas: la inseguridad y la fragilidad económica. Este contraste es vital; mientras la izquierda se ha recluido en sectores medios-altos con discursos identitarios, la propuesta de Kast ha sintonizado con la realidad de las comunas populares que sufren el colapso de servicios y el crimen.
El sentido de este nuevo año como comunidad radica en la renovación de la fe institucional. Para muchos, abrir las ventanas a medianoche para que "lo malo se vaya definitivamente" simboliza también la expectativa de un cambio en la gestión de la inmigración y el combate al narcotráfico. En marzo, se espera que el gobierno de Kast reemplace la "laxitud" fronteriza por la fuerza de la ley y priorice la generación de empleo sobre el aumento del sueldo mínimo, buscando que el sistema recupere su dinamismo.
Recibir el 2026 implica entender que no se trata de "empezar de cero", sino de avanzar con las lecciones aprendidas y los tropiezos convertidos en pasos firmes. La comunidad regional enfrenta el desafío de pasar de los deseos individuales -como dar la vuelta a la manzana con una maleta- a un compromiso colectivo por el orden y la disciplina en áreas críticas.




















