La Universidad de Aysén es uno de los mayores logros que ha tenido la región de Aysén y que vino a dar respuesta a una población que pedía contar con una casa de estudios de nivel superior en su territorio, otorgando así la posibilidad de que muchos estudiantes no tuvieran que abandonar sus casas y la región para continuar sus estudios con la consiguiente economía para sus bolsillos.
Fundada en 2014 bajo el gobierno de Michelle Bachelet, la Universidad de Aysén prometía ser una institución de educación superior, estatal y autónoma, que contribuye al desarrollo nacional con especial énfasis en la Patagonia-Aysén a través de la formación integral de profesionales, la investigación, creación e innovación y la vinculación con el medio, pero hoy esa promesa esta a punto de pasar ha ser solo una buena intención, ya que debido a una mala gestión política y económica hoy tiene un déficit financiero que, incluso, no permitirá pagar los sueldos de 120 funcionarios correspondientes al mes de septiembre ni asegurar que sí se hará durante los meses venideros, hecho que fue comunicado y corroborado por el actual rector Enrique Urra.
Pero además de los problemas financieros, la Universidad de Aysén enfrenta otro problema: la acreditación por parte de la Comisión Nacional de Acreditación (CNA), organismo encargado de promover, evaluar y acreditar la calidad de las Instituciones de Educación Superior de Chile, así como de sus carreras y programas, solo le otorgo una acreditación "básica" por tres años.
Frente a este escenario y consultada sobre el tema, la Seremi de Educación, Isabel Garrido, descartó la posibilidad del cierre de la universidad, al menos, durante el período que le resta al actual Gobierno.
"Claro que la universidad no se va a cerrar por ahora, en esta administración, eso no va a pasar. Se vienen tiempos difíciles. El rector nos convocó a un espacio de trabajo intersectorial para fortalecer y apuntalar este proyecto para el cual nosotros estamos completamente disponibles y no solo eso, sino que estamos proponiendo soluciones", señaló.
La Seremi de Educación recalcó que "hay un equipo de subsecretaría también que está mirando específicamente la situación de las universidades en desde el nivel central para ir apoyando con insumos técnicos. También hemos conversado con el Gobierno Regional, con la Delegación Presidencial y todos estamos disponibles para apoyar este proyecto. Rectoría nos va a comunicar en qué áreas se requiere el apoyo. Lo que viene ahora, en el fondo, es poner todo para apuntalar este proyecto educativo y que lo podamos pensar de aquí a 100 años".
Acreditación de la Universidad
Luego del proceso de autoevaluación iniciado por la Universidad de Aysén para lograr su acreditación por parte de la Comisión Nacional de Acreditación (CNA), ésta logró sólo cumplir en dos de cinco de las áreas requeridas: docencia de pregrado y gestión institucional, lo que se tradujo en una acreditación básica por tres años, para luego volver a realizar el proceso y subsanar sus deficiencias.
En el documento, Resolución Exenta 718 del CNA, el organismo indicó que "la Institución aún no cuenta con una estructura financiera equilibrada que le permita sustentar su proyecto educativo en un ciclo normal de operación, considerando las elevadas pérdidas operacionales y netas que presenta desde su creación, y que explican la existencia de indicadores financieros ajustados y un patrimonio decreciente".
Sobre el informe de autoevaluación realizado por la Universidad de Aysén, la CNA indica que "el Informe de Autoevaluación Institucional (IAI) es exhaustivo y devela una disposición a la mejora, reconociendo las brechas existentes entre su estado actual y el deseado. Sin embargo, en su redacción resulta innecesariamente extenso y reiterativo. A partir de la evaluación intermedia de gestión realizada por CNA, la Universidad formuló un Plan de Mejora 2019, el cual consideramos inconsistente entre las debilidades identificadas, las acciones de mejora y los medios de verificación, y cuyo cumplimiento en el logro de los compromisos ha sido parcial."
En lo referido a Recursos Humanos, la CNA indica que "la Institución dispone de un numeroso plantel de personal no académico, el que aumentó de 28 personas en cargos administrativos y directivos en 2017 a 120 en 2021. Por otro lado, en cuanto al personal académico, su aumento fue de 27 a 138 en el mismo periodo. Consideramos necesario que la Institución fortalezca su dotación académica según líneas de proyección prioritarias para su crecimiento".
Además se puntualiza que la casa de estudios no cuenta con la infraestructura suficiente para atender las necesidades de la comunidad universitaria, falencia reconocida por la universidad indicando que "la Institución también reconoce que posee mecanismos insuficientes y poco integrados para planificar, evaluar y actualizar la infraestructura y equipamiento para la docencia y gestión".
El Futuro de la universidad
Durante el mes de julio, la Superintendencia de Educación, organismo público orientada a fiscalizar y supervigilar el cumplimiento de las disposiciones legales y reglamentarias que regulan a las universidades, institutos profesionales y centros de formación técnicas del país, así como fiscalizar porque éstas destinen sus recursos a los fines que les son propios, de acuerdo a la ley y sus estatutos, visitó la universidad con el fin de evaluar su situación para luego decidir que medidas se van a tomar para subsanar todas las deficiencias encontradas. Medidas dentro de las que se encuentra su cierre.
El informe final que decidirá el futuro de la universidad debería ser entregado en tres meses más según lo indicado por la Seremi de Educación.
"Se está a la espera de que la CNA entregue el informe final con la decisiones que implementarán en la casa de estudios, las cuales son: que determine que aquí está todo en orden y no hay que hacer nada; la segunda es que se diga aquí hay indicios de que podrían haber complicaciones en el futuro y necesitamos un plan de recuperación que la universidad tiene que crear y la Subsecretaría y el Ministerio visa; la tercera es un administrador provisional, es decir, se determina que en la institución no tiene las capacidades internas para poder hacerse cargo de sí misma, saca la rectoría y pone a una persona externa, un administrador provisional que se encarga de cerrar la universidad una vez que hayan finalizado todos los procesos administrativos y que el último alumno haya egresado y/o titulado", detalló.
Por ahora, el recién asumido nuevo rector Enrique Urra, ex director de Planificación y Aseguramiento de la Calidad de la administración anterior, presentó un plan de medidas a corto plazo para ver las formas de mantener en funcionamiento la Universidad de Aysén hasta fin de año. Lo que viene para 2024, aún no se sabe.