Profundizar la democracia demanda una mayor participación

Nuestra democracia se sustenta en dos grandes pilares, una institucionalidad robusta, y en la participación de la comunidad a través de su voto. Ad portas de las elecciones, distintas definiciones serán el resultado de esos comicios, donde por cierto que el voto obligatorio, será un aspecto determinante, en especial por las definiciones que se adoptarán a partir del caudal electoral de cada sector político y sus proyecciones cuando debamos renovar parlamentarios y Presidente de la República.
Pero más allá de esa obligatoriedad, sigue llamando mucho la atención la escasísima presencia de mujeres en estos procesos y muchas personas que "se repiten el plato", dejando en evidencia que la política no ha sido capaz de estar a la altura de las demandas ciudadanas.
Pero como siempre ha ocurrido, eso no será obstáculo para que el proceso genere insumos y estrategias para encarar lo que se viene más adelante, donde, seguirá normalizada esta realidad sin que importe mucho, ya que en cierta medida el país se ha acostumbrado a participar solo marcando una preferencia, pero no a cuestionar la falta de protagonismo en el diseño de una democracia más representativa y participativa.
Y como viene ocurriendo hace varios años, la credibilidad, la empatía y la confianza cobran un tremendo valor para poder enfrentar esos comicios y conquistar así las preferencias de los votantes, los que con cada elección se han alejado más y más de las ideologías, de los partidos políticos, y están optando por una relación más "terrenal" y "concreta", donde ya parece dar lo mismo todo, y solo interesan los "ofertones" de cada abanderado/a.
Necesitamos una democracia más robusta, más ocupada de establecer las bases de un proceso de desarrollo integral, viable e integrador, y hoy, todo parece circunscribirse a cosas materiales a veces innecesarias, a cargos y otras nimiedades, a cosas suntuarias y efímeras.
Y quizás por lo mismo ya poco importa a las personas que los candidatos sean de derecha, centro o izquierda, porque hace rato que la gente exige buena gestión, eficiencia y rapidez en las acciones, en la resolutividad de los problemas.
La comunidad espera que los elegidos sean capaces de ejecutar, de concretar proyectos emblemáticos que impacten en el buen vivir de las personas, y no perder el tiempo en descalificaciones y defensas corporativas que solo perpetúan la mediocridad y el subdesarrollo.
A la comunidad le interesa que las futuras autoridades electas lideren un proceso donde el principal objetivo sea asumir metas concretas, viables, demostrar ganas de avanzar en aquellas áreas donde aún se advierten dificultades y mostrar esos avances con claridad y sin demagogia.