Una herencia siniestra

Las disputas de dos de los hijos del dictador Pinochet por la herencia que éste le dejó a la familia son espeluznantes. No lo son en el sentido de estremecer o provocar sobrecogimiento en la población, sino porque recuerdan el origen monstruoso de esos dineros que Pinochet amasó mientras era el dictador del país y Comandante en Jefe del Ejército.

La fortuna del mentado dictador se estima en más de $ 20 millones de dólares; pero lo que corresponde a dinero mal habido es de unos $17,9 millones de dólares. 

¿Cuál es el origen de esa increíble fortuna, hoy en disputa?

En primer lugar Pinochet ocupó para su beneficio dineros provenientes de Gastos Reservados del Ejército, lo que se constituyó en un millonario pozo que usufructuó durante años. Con estos dineros creó sociedades alojadas en paraísos fiscales, como en Islas Vírgenes, donde manejaba Abanda Finance y Eastview Finance para realizar operaciones inmobiliarias. Traspasó dineros del erario nacional a 128 cuentas  en bancos norteamericanos (como el Banco Riggs) y bancos de latinoamérica. Cuentas que abrió con apodos, entre 8 y 10.  Así compró propiedades, solventó gastos de su familia y abrió sociedades fiduciarias, como la sociedad GLP Limited, cuyos dineros se entregaban a los familiares de Augusto Pinochet. Un vulgar   lavado de activos.

En segundo lugar convirtió a la Fábrica de Armamentos del Ejército FAMAE en una plataforma de negocios para beneficio propio. Armaba, con algunos secuaces, grandes proyectos y por ellos cobraba comisiones y los dineros generados con este sistema también los guardaba en paraísos fiscales. Había comisión por venta de armas y también venta (y fabricación) de droga, la llamada cocaína rusa. Esto constituyó una asociación ilícita de tipo criminal.

Hay una tercera fuente para explicar el origen de esa cuantiosa fortuna y es a través de los vasos comunicantes entre CEMA Chile y las cuentas que Pinochet tenía en el extranjero. CEMA era dirigido y administrado exclusivamente por Lucía Hiriart, sin rendirle cuentas a los órganos estatales pertinentes. ¡Nadie se atrevía a pedirle cuentas a la esposa del dictador! Entre 1973 y 1991 el Estado le entregó a la Fundación CEMA Chile un total de 113 inmuebles, todos gratis, repartidos en distintas ciudades  de Arica a Punta Arenas, incluido Coyhaique. De ellos 111 fueron donados a través de Decretos Supremos que llevan la firma de Augusto Pinochet. Una investigación de Ciper reveló que sólo en Santiago la venta de algunas propiedades  alcanzan un total de ingresos de 7,7 millones de dólares. ¡Sobre propiedades que el Fisco le pasó gratuitamente! 

Todos sabían que el dictador era un despiadado asesino, aún así sus seguidores lo respaldaban y admiraban. Cuando se enteraron que  era un vulgar ladrón, a sus seguidores se les vino el mundo abajo. Podían perdonarle algunos "excesos", pero mostrar la hilacha como ratero ¡eso jamás!

Ahora los chilenos vemos el espectáculo de dos de sus vástagos peleándose la casa de Los Boldos y el arriendo de propiedades mal habidas. Ante eso sólo podemos decir "de tal palo, tal astilla".

A propósito de tanto acto criminal resulta fundamental levantar el secreto bancario para permitir la lucha contra la delincuencia organizada y la corrupción, así como mayor transparencia en el uso de fondos públicos. La derecha se niega sistemáticamente.