El lucimiento personal solo obstaculiza la unidad

La reciente aprobación de la cartera de iniciativas a financiar a través del plan de desarrollo de zonas extremas, generó por cierto mucha satisfacción ciudadana porque se trata de una decisión que impactará determinantemente en el progreso de nuestra región y de sus comunidades.
Más de 1.600 millones de dólares de inversión y respuesta concretas a varios problemas o demandas ciudadanas que por años vienen planteándose, dan cuenta de un plan robusto y bien pensado, especialmente para revertir las brechas que obstaculizan nuestro desarrollo regional.
Y ante esto, insistimos que siempre será una positiva señal, ver a las autoridades del Ejecutivo del Gobierno Regional, desplegándose por el territorio y en los distintos medios de comunicación, para informar sobre los avances que se generarán a partir de este plan de zonas extremas. Porque las autoridades y todos los actores sociales, empresariales y políticos, deben ser capaces de mirar a futuro y pensar en el país que queremos, y aunque pueda parecer complejo abordar este tema, llevamos años sin acciones concretas para lograr un insumo fundamental para ese objetivo, Unidad.
Por eso, extraña no haber visto una señal de cohesión política desde el Delegado Presidencial y el Gobernador Regional, informando juntos la aprobación de esa cartera y el rol de la institucionalidad pública para sacarlo delante de manera eficiente y oportuna.
Eso le habría hecho muy bien a nuestra democracia, pero ya no se hizo, y esos son los errores que se deben corregir para enmendar el rumbo y para darle más y mejores señales a la gente. Si eso se consigue, tendremos una comunidad fracturado, polarizada ideológicamente, pero anhelando las mismas metas, algo que parece extraño, pero que se da.
No debemos perder de vista que sigue instalada en la comunidad la percepción de que al Gobierno, nacional y regional, le ha costado mucho cumplir con las expectativas ciudadanas, las que por cierto son sumamente altas, y se ha tornado complejo generar procesos de participación ciudadana amplios y abiertos para poder darle un mayor protagonismo a la gente en aquellos temas más sensibles y prioritarios.
Las organizaciones sociales han señalado sostenidamente que hoy más que nunca existe la necesidad de dialogar con las autoridades de turno, de escuchar y considerar sus propuestas, poner atención a la ciudadanía y a sus representantes, porque el Gobierno no puede pretender resolver esta adversa contingencia sin considerar a nadie.