Editorial, Redacción Faltan 40 días para que termine el año y además de la segunda vuelta presidencial, hay varios otros temas que generan la inquietud ciudadana, la que espera en plazos prudentes y bien planificados, más desarrollo y crecimiento.
Y es que más allá de los gobiernos de turbo y la conformación del Congreso Nacional, la gente quiere comenzar a percibir un impacto favorable de la labor gubernamental en su diario vivir, señales de progreso tangibles, proyectos, obras, acciones y medidas que dejen huellas y demuestren que los avances que se requieren comienzan a ponerse en marcha.
Si nos ponemos a analizar la percepción ciudadana tras las elecciones del pasado domingo, hay realidades transversales que siguen inquietando a la gente, fundamentalmente desconfianza y una distancia tremenda de las personas respecto a lo político. Este punto no es más que la evidencia clara y contundente de la distancia entre las partes, pero pese a ello, la gente desea comenzar a vivir mejor y advertir cambios concretos, ver dinamismo económico, nuevas oportunidades de empleo, ejecución de obras pública; en definitiva, señales concretas de una nueva etapa y no más de lo mismo ni menos, escuchar largas y repetitivas explicaciones y justificaciones.
Y considerando que el sentir popular es ese, sin distinción ideológica, el mundo político, tiene absolutamente claro que la ciudadanía no tiene mucho interés por la narrativa ideológica. La gente quiere desarrollo.
Porque es un hecho de la causa que la comunidad aisenina sigue a la espera respuestas y soluciones a muchas demandas y problemas. Muchas de esas soluciones están en manos de las autoridades regionales y otras en manos del gobierno central y los parlamentarios, que deben empoderarse mejor en su rol y su compromiso con Aysén.
Progresar, mejorar la calidad de vida; esa es la consigna, eso es lo urgente.



















