Editorial, Redacción La caída del árbol navideño de la Plaza de Armas de Coyhaique, ocurrida en medio de intensas ráfagas de viento, no debe ser vista solo como un incidente aislado, sino como una severa advertencia sobre la planificación y la gestión de los recursos públicos en nuestra comuna.
Si bien los funcionarios municipales han destacado con razón que "no hubo personas lesionadas producto de la ruptura del árbol" y que "la seguridad de las personas está primero", es ineludible analizar la magnitud de la tragedia que afortunadamente no ocurrió.
Una estructura de 25 metros de altura, al desplomarse sobre uno de los lugares más concurridos de la ciudad pudo haber significado una tragedia. Aunque la Municipalidad actuó con prontitud para asegurar el área, cortando la energía y desplegando equipos, la pregunta fundamental es: ¿Por qué una obra recién inaugurada colapsó ante condiciones climáticas que, aunque fuertes, son previsibles en nuestra región?
Este incidente no solo puso en peligro la integridad física de nuestros vecinos, sino que representó un grave daño a la comunidad en términos de expectativas y confianza. Su colapso genera una enorme desazón en la comunidad. El desmoronamiento de un símbolo de unión y festividad, a pocos días de su instalación, refleja una inestabilidad que trasciende lo material.
Y a propósito de lo material, no deja de ser importante el alto costo de una inversión mal ejecutada. La estructura costó cerca de 60 millones de pesos. ¿Se consideraron las especificaciones técnicas para soportar las condiciones climáticas habituales de Coyhaique? ¿Se instaló con el tiempo suficiente o el plazo estuvo marcado por la imperiosa necesidad de visibilizar el "gran hito comunicacional"? ¿Se puede ver como un despilfarro? ¿Es este colapso un reflejo de la cuestionada gestión municipal?
De las declaraciones de los funcionarios municipales, no se recoge ningún análisis al respecto. El mensaje sigue siendo mantener las celebraciones. Sin embargo, el enfoque debe estar en la responsabilidad por haber puesto en peligro la vida de las personas por las que el municipio debe velar.
Es imperativo exigir que la revisión de la estructura se convierta en una investigación transparente que determine si hubo negligencia o errores de diseño que llevaron a que este costoso emblema navideño se rindiera tan fácilmente. Ni la seguridad de la comunidad ni el uso eficiente de los recursos públicos son negociables.

















