Escazú: La promesa, su implementación y la oportunidad de soñar en grande

El primer proyecto de Ley del Gobierno del presidente Gabriel Boric fue la firma del Acuerdo de Escazú, y no fue solo un proyecto más, fue una declaración respecto al rumbo del gobierno, enviando una señal clara; el compromiso con la democracia a todo nivel sería el sello de nuestro gobierno. Esto permitió tender puentes con los derechos humanos, la justicia ambiental y la participación ciudadana con la agenda de desarrollo que Chile necesita, y así lo hemos hecho.
Este acuerdo para proteger el desarrollo sustentable de la sociedad, es el primer tratado ambiental de América Latina y el Caribe. Busca que las comunidades tengan acceso a la información, que puedan participar en las decisiones que afecten su vida y sus territorios y que se garantice la justicia cuando se vulneren los derechos; además establece la protección de las y los defensores ambientales, quiénes en muchos países de la región están en riesgo por levantar la voz en defensa de la naturaleza y el cumplimiento de la ley.
El gobierno, a través de nuestro Ministerio, ha trabajado sin parar en la implementación de este acuerdo, con talleres, mesas técnicas y lineamientos que se sintetizan en el Plan de Implementación de Acuerdo de Escazú (PIPE). Hemos avanzado en abrir más datos ambientales, fortalecer la participación ciudadana en evaluaciones y planes, además de espacios de formación para que la ciudadanía entienda su alcance y no solo quede este acuerdo en un texto internacional; sino que transforme la relación ambiental del Estado con su gente.
Apostamos además por un consejo para guiar el camino en Aysén. En la región no queremos que el proceso se viva de lejos. Por eso se definió que levantáramos un Consejo Estratégico Regional para la implementación de Escazú en la región de Aysén, que será integrado por organismos públicos, privados, academia y sociedad civil, donde podremos votar por los representantes, será un espacio de diálogo y acción conjunta para definir cómo llevar los compromisos del acuerdo a la escala local.
Este acuerdo es también una oportunidad para hacernos parte del futuro desde Aysén. Escazú nos abre puertas enormes, fortalece la confianza entre la ciudadanía y el Estado, da certezas a las inversiones de forma sostenible y sustentable, protege a quiénes se organizan para cuidar nuestros ecosistemas, pero también es una plataforma para resolver controversias y encontrar puentes de acuerdo con el diálogo.
La región está construyendo su camino para el desarrollo de sus comunidades desde sus comunidades, y para ello avanzamos hacia una gobernanza ambiental clara y constructiva que nos permita soñar en grande.