Rosa Pesutic Vukasovic, Secretaria de Finanzas Regional Aysén del Partido Comunista de Chile
Pecar de ingenuos en estos momentos es definitivamente un pecado que se pagará caro. Porque las cosas están claras desde el año 1823 con la Doctrina Monroe que dictaminó que latinoamérica debía permanecer bajo la influencia, liderazgo y control de EEUU con el propósito de asegurar la explotación de sus recursos naturales. En la práctica América Latina se convirtió en el patio trasero de Washington.
La frase que resumió dicha Doctrina fue "América para los americanos". Traducción: Latinoamérica es para uso, goce y usufructo de EEUU de Norte América.
Décadas de intervencionismo yanqui en diferentes países de América del Sur y el Caribe son el resultado de la Doctrina Monroe. El ejemplo más claro para nosotros los chilenos fue la reacción de EEUU cuando el gobierno de Salvador Allende nacionalizó los recursos naturales, entre ellos el cobre, entonces procedió a bloquear todo tipo de ingreso de materias primas y repuestos para sabotear la producción nacional. Esa acción y otras de libreto desembocaron en el cruento Golpe de Estado de 1973.
La escalada geopolítica que aplica EEUU en los países que quieren desestabilizar va desde el montaje de relatos falsos (gobierno narco, que avala el terrorismo), pasando por el bloqueo de materias primas, azuzando el descontento y malestar de la población, instalando gobernantes títeres, etc. Libreto conocido, aplicado sin mayores alteraciones una y otra vez.
Entonces, ¿por qué creemos el relato que hace el imperio del norte acerca de Venezuela? Sin desconocer que tienen problemas internos, ni tampoco la migración de millones de venezolanos, no debemos dudar que el motivo de la cacareada invasión a tierras venezolanas no es altruista ni en bien de la "libertad", sino para hacerse con el petróleo y las ricas tierras de la patria de Bolívar. Para ello además debe instalar un gobierno afín y quien mejor que Corina Machado, a quien Trump le consiguió el Premio Nobel de la Paz en un montaje bien elaborado.
Desde Marx, pasando por la interpretación latinoamericanista de Mariátegui, queda claro que
las luchas emancipatorias de un pueblo afectan a la suerte de todos los demás. Desde este punto de vista, la solidaridad con los pueblos es bastante más que filantropía. La solidaridad se enfoca en la oposición a la expansión imperialista y colonialista, que históricamente ha oprimido a pueblos y trabajadores.
Por eso es tan relevante el llamado de los presidentes Petro y Sheinbaum al no intervencionismo yanqui y a la solución pacífica de los conflictos. Han entendido la naturaleza antropofágica del imperialismo y la necesidad de defensa mediante la unión de los pueblos, en la conservación de su cultura, tradiciones y recursos naturales para su desarrollo.
Es, entonces, un tema de principios la defensa de la soberanía y la libre determinación de los pueblos. Independientemente del nombre o características del pueblo que en estos momentos se ve afectado, debe surgir la reacción del resto de los países latinoamericanos para frenar el abuso imperialista. Hoy es Venezuela, mañana Colombia, o Cuba, o Chile.
Si no alzamos la voz hoy, ¿acaso no será tarde mañana?




















