Julia Chuñil: ¿Un déja vu?


A 1 año de la desaparición de Julia Chuñil Catricura se sigue sin conocer su paradero ni los responsables de su ocultamiento. Mujer, mapuche, defensora del bosque nativo y de tierras ancestrales, activista medioambiental, presidente de la Comunidad Indígena Putreguel, desapareció un 08 de noviembre de 2024 en Máfil, Región de Los Ríos.
Sobre lo que ha acontecido este primer año de su ausencia física se puede relatar desde dos perspectivas: lo que ha hecho el Ministerio Público y el conjunto de instituciones estatales y lo que ha movido a familiares y sociedad civil.
De la ocupación del Estado en su búsqueda queda la sensación que ha sido poco diligente, que ha actuado con lentitud y, aparentemente, desviando la atención hacia su núcleo familiar como "objeto de interés" por su desaparición, aunque ella era hostigada y amenazada de parte del empresario forestal Juan Carlos Morstadt Anwandter, con quien se disputaba el campo Reserva Cora Uno-A.
Desde los familiares y la sociedad civil se ha exigido a las instituciones estatales se busque a Julia Chuñil y se esclarezcan los hechos que condujeron a su desaparición. La consigna ciudadana "¿Dónde está Julia?" ha remecido a todo Chile y ha movilizado a diversas organizaciones internaciones pro pueblos originarios y defensores medioambientalistas.
Tras once meses (y a dos días de cumplirse 1 año) las investigaciones sólo han complicado la búsqueda y se han orientado maliciosamente hacia la familia. El 30 de enero un amplio operativo del GOPE, SIP, Labocar y funcionarios del Ministerio Público allanó el domicilio de Jeannette Troncoso Chuñil, hija de Julia, con una orden de fiscalía basada en un hecho falso: la presencia de un pantalón con sangre con ADN de Julia Chuñil. Incriminar a un inocente recuerda el caso de Juan Alegría Mundaca, culpado por el asesinato de Tucapel Jiménez.
Junto con ello, Jeannette fue sometida a apremios ilegítimos de parte de la fiscal Tatiana Esquivel y el carabinero de apellido Arriagada, siendo retenida en un furgón blanco durante horas, exigiéndole que confiese el asesinato de su madre, supuestamente realizado con la complicidad de su marido. Todo basado en un hecho falso.
Al parecer Julia Chuñil fue quemada, hecho horroroso difícil de procesar. Recuerda a Rodrigo Rojas de Negri y Carmen Gloria Quintana, quemados por una patrulla militar en julio de 1986. El dictador se atrevió a decir que "se habían auto rociado con gasolina".
Mentir, negar, desviar la investigación, ralentizar los procesos, ocultar información, configura algo conocido por los chilenos, aplicado durante los 17 años de dictadura. Es un déjà vu de los cientos, miles de casos en que los familiares y organizaciones de derechos humanos buscaron información sobre detenidos y nunca se encontró una respuesta veraz. Muchos de ellos se convirtieron en detenidos desaparecidos y los perpetradores contaron con el apoyo de poderes del Estado para seguir haciendo una vida "normal", sin culpa.
Aún no aparece Julia y son tantos los déjà vu que oprimen la conciencia. Ahora estamos en democracia y, sin embargo, la forma como se ha llevado la investigación nos recuerda esa época oscura de la dictadura. No podemos ni debemos permitirlo, Verdad y Justicia ¡Ahora!