PDI en alerta por delitos de violencia intrafamiliar y sexuales en la Patagonia


La seguridad pública, más allá de la persecución penal o las estadísticas policiales, busca proteger vidas, especialmente, aquellas más vulnerables: niños, niñas y adolescentes que hoy siguen siendo víctimas silenciosas de delitos profundamente destructivos como la violencia intrafamiliar (VIF) y los delitos sexuales que, según el Diagnóstico Regional de Seguridad Pública, expuesto en el primer Consejo Regional de Seguridad Pública y Prevención del Delito, realizado en dependencias de nuestro Complejo Policial Coyhaique, han tenido un aumento significativo en el último periodo. Como Jefe de la Prefectura Provincial Coyhaique de la Policía de Investigaciones de Chile, considero fundamental visibilizar, comprender y enfrentar con decisión estos hechos que hoy encabezan las prioridades del Diagnóstico Regional de Seguridad Pública 2025.
Conforme a los antecedentes que se desprenden del informe, la VIF (violencia intrafamiliar), muchas veces invisible, es el delito de mayor frecuencia, tanto en los registros policiales como en la percepción ciudadana, principalmente, en las zonas rurales de nuestra región. Es una forma de violencia que, como lo decía anteriormente, no se ve, ya que ocurre por lo general entre cuatro paredes, y que suele estar teñida de miedo, dependencia y silencio. Es preocupante darse cuenta que un lugar que debería representar resguardo, intimidad, seguridad, se transforme en sinónimo de miedo y vulneración.
Esta realidad, como PDI, nos alerta y demanda, pero también como sociedad. No basta con investigar y detener. También debemos educar y acompañar a quienes son víctimas. La labor de la PDI en estos casos exige no solo rigurosidad investigativa, sino también un trato empático y especializado. Contamos con unidades especializadas como la Brigada Investigadora de Delitos Sexuales de Coyhaique y las Brigadas de Investigación Criminal, que abordan estos casos con enfoque permanente en las víctimas, pero sabemos que este trabajo solo es efectivo si existe confianza para denunciar y apoyo desde las distintas instituciones del Estado, para quienes se atreven a romper el espiral del silencio.
Tal y como lo mencioné al principio, otro de los delitos abordados, y que son prioridad para todos los que componemos el Consejo Regional de Seguridad Pública y Prevención del Delito, son los delitos de índole sexual, que traen consigo impactos psicológicos, emocionales, físicos, que en ocasiones pueden ser permanentes, sobre todo cuando no se tiene a disposición un acompañamiento profesional, lamentablemente, este tipo de hechos completamente repudiables afectan diversos ámbitos de la vida de una persona y del entorno familiar de una potencial víctima.
Estos delitos, suelen ocurrir en contextos de intimidad, sin testigos, y en ocasiones involucran a personas cercanas a la víctima. Es por lo anterior que la experiencia investigativa y la especialización de nuestras brigadas son claves para la obtención de medios de prueba, dar protección y acompañamiento a las víctimas y poner a disposición de la justicia a los responsables. Pero, tal y como ocurre con la violencia intrafamiliar, enfrentamos una realidad difícil, ya que un importante porcentaje de víctimas, por diferentes razones, no se atreven a denunciar, por lo cual, reitero la importancia de dar a conocer estas situaciones mediante denuncias y de esta forma romper las barreras de la impunidad.
La baja tasa de denuncia, especialmente, en comunas rurales, refuerza la necesidad de desplegar una estrategia integral que permita acercar nuestras capacidades investigativas a todos los rincones de la Región de Aysén, fortalecer las redes de apoyo comunitario y educar sobre los derechos de las víctimas, esto, es fundamental puesto que como dije en líneas anteriores, los contextos se dan en círculos cerrados, en donde la acción rápida de un familiar, un amigo, un profesor, etc, puede marcar la diferencia.
Los delitos sexuales y la violencia intrafamiliar no son simplemente estadísticas o procesos judiciales, son en su mayoría, el reflejo de patrones culturales que debemos cambiar y de un tejido social que se debe construir desde la base del respeto, del derecho y de la empatía con las víctimas.
Desde la Policía de Investigaciones de Chile, reafirmamos nuestro compromiso inquebrantable con la protección de las personas, en especial de quienes han sido más dañadas por estas formas de violencia, sabemos que no basta con reaccionar, debemos anticiparnos, acompañar y garantizar acceso a la justicia, a través de la investigación profesional de los delitos.
Pero también hacemos un llamado a la comunidad, la seguridad pública no se construye solo con policías y fiscales, se construye también con el compromiso de cada uno de los habitantes de esta Región, que denuncian, que son capaces de identificar señales de abuso y que además pueden abrir los espacios de comunicación, cada denuncia puede ser el primer paso hacia una vida libre de violencia y así, entre todos, podremos construir una Región más segura.