Editorial, Redacción Esperamos que la elección de Víctor Cubillos Godoy como nuevo rector de la Universidad de Aysén para el periodo 2026-2030 sea un antes y un después la casa de estudios regional. Su llegada a la rectoría es la clara señal de que se necesita enmendar el rumbo administrativo tras un periodo de grave crisis.
Es vital recordar que esta institución se encontraba en una situación muy crítica, al punto de haber puesto en riesgo su continuidad. Si bien el trabajo de la administración provisional encabezada por Juan Pablo Prieto ha sido impecable en el reordenamiento administrativo, académico y social del plantel universitario, el desafío ahora es la consolidación y la proyección.
Para eso no solo se requiere seguir fortaleciendo la oferta académica. La gestión debe sustentarse en un principio innegociable de responsabilidad y seriedad, de intachable trabajo ético y académico, como lo dijo el mismo Cubillos al momento de conocer los resultados de la votación.
El nuevo rector, un médico veterinario con una extensa trayectoria de 46 años ligada a la Universidad Austral de Chile, trae consigo una figura de experiencia probada. Más allá de los pergaminos, Cubillos se presenta como un formador de equipos y ha manifestado su mejor disposición para "armar equipo" y realizar un gobierno que "interprete a toda la universidad".
Sin embargo, el eje central de su propuesta, y la lección fundamental que debe asimilar toda la comunidad universitaria para evitar regresar al borde de la desaparición, se concentra en una frase que debe grabarse a fuego en la gestión venidera: "tenemos que ser serios, éticamente responsables y, lo más importante, poner a la universidad sobre todo lo que nosotros queremos".
Esta declaración es la clave para desterrar los vicios que casi le cuestan la existencia a la institución. Cuando Cubillos se refiere a "todo lo que nosotros queremos", está interpelando directamente a aquellas aspiraciones personales, las trincheras políticas y los amiguísimos que desviaron el foco de la misión central de la universidad. La invitación es clara: es necesario dejar fuera intereses partidistas o particulares.
El camino para la Universidad de Aysén es doblemente desafiante: debe recuperar la credibilidad en su gestión y confirmar que su triunfo electoral tenga sentido para la comunidad. Solo a través de la seriedad administrativa y la voluntad explícita de poner el proyecto educativo regional por encima de cualquier interés individual, se asegurará que el futuro de la casa de estudios sea viable y trascendente.
Esperamos que la experiencia de Cubillos en la gestión universitaria y su compromiso declarado de ser el factor que integre y construya un equipo unificado, hagan que esta nueva etapa sea la oportunidad definitiva para que la Universidad de Aysén consolide su rol fundamental en la región.

















