Editorial, Redacción Si algo se puede rescatar de un proceso hecho contra el tiempo como la votación de la Comisión Regional de Uso del Borde Costero (CRUBC) en contra de las solicitudes de Espacios Marinos Costeros para los pueblos Originarios (ECMPO) es que logró unir a organismos públicos y privados de diverso origen. Municipios, Armada de Chile, Seremis, consejeros regionales, organismos técnicos, representantes del mundo privado salmones y pescadores artesanales, entre otros, coincidieron en todo. Como nunca en política.
¿Se habrá dado esta coyuntura motivada por el interés transversal en el cuidado del territorio y maritorio regional en juego? ¿Habrá estado motivada por el sincero deseo de asegurar el desarrollo económico de Aysén? ¿Habrá tenido un rotundo éxito la campaña de rechazo a la solicitud propiciada por la industria salmonera? ¿Será que se habrá escuchado atentamente -como rara vez ocurre- el punto de vista de las comunidades del litoral de Aysén?
Esperamos honestamente que ese mismo interés por el desarrollo de la región no quede solo en las palabras. El tan ansiado y manoseado desarrollo regional debe ser un camino constante y no solo un argumento para sustentar decisiones puntuales. Esperamos que esas mismas palabras resuenen en la industria salmonera y acuícola en general cuando se trate de cuidar el medio ambiente y de terminar con la precariedad laboral de miles de trabajadores. Esperamos que ese mismo deseo prime cuando los alcaldes, concejales, consejeros regionales y parlamentarios por la región deban votar iniciativas que van a beneficiar a una comunidad entera y no se atrincheren cuidando intereses personales y partidarios. Esperamos que esa responsabilidad con la región sea siempre el lema de los Seremis al atender las legítimas demandas ciudadanas por mejorar la calidad de vida de las comunidades.
No deja de llamarnos la atención las palabras de la Seremi de Bienes Nacionales, Irina Morend Valdebenito, al momento de argumentar su voto, haciendo ver los vicios de la instancia. "Dado que debemos votar con premura, estando a una semana del cumplimiento del plazo fatal, quedando además con solo dos opciones para votar, descartando la opción de proponer modificaciones fundadas…", manifestó antes de resignarse a entregar un voto predeterminado por la ocasión.
Destacamos sus palabras cuando señaló que "el espíritu de la CRUBC es compatibilizar usos y no confrontarlos. Varios actores del territorio consideran tener derechos sobre una superficie y confrontarlos no es el camino. Todos aportan a la región y a su desarrollo regional. El valor mayor de este espacio es generar diálogo para compatibilizar los distintos intereses sobre el territorio. El ejercicio de hoy será precedente para el futuro".
Compartimos esa última reflexión. Lo que pasó este martes en la CRUBC será precedente para el futuro: de cómo se hacen las cosas en Aysén, pero también (y lo esperamos sinceramente) de como toda una región puede ponerse de acuerdo cuando el lema es "ser responsables con la región".
















