Violencia laboral en el Hospital Regional Coyhaique


El año 2019 comenzó a regir en nuestro país la Ley N°19.188 "Consultorio Seguro", como implementación a la seguridad de las funcionarias y funcionarios de la salud debido al aumento exponencial de las agresiones físicas, verbales y sexuales que recibían por parte de los usuarios/as, familiares y/o de sus acompañantes, y que tipifica estas agresiones como un delito grave.
Esta realidad no es ajena a nuestra región. En el Hospital Regional Coyhaique (HRC), que cuenta con un recurso humano en el que trabajan más de 1.500 personas y en el que el 70% del total son mujeres, hemos pesquisado unidades críticas frente a la relación e interacción que se da con quienes ahí trabajan, lo que da cuenta de 103 agresiones notificadas el año 2024.
De acuerdo a estas cifras, que corresponden a las agresiones notificadas a la Unidad de Salud Ocupacional del establecimiento, el 78% de los casos corresponden a situaciones de agresiones a mujeres y un 22% a hombres, ante todo personas que se encuentran en una constante exigencia emocional en sus funciones laborales, donde se ha normalizado negativamente la reacción hostil y desregulada -de usuarias y usuarios- para manifestar su malestar frente a situaciones ligadas a las prestaciones que les entregamos como institución.
A la luz de estas cifras, podemos observar una clara tendencia que deja entrever una brecha socio-cultural local plasmada en el trato y respeto interpersonal según el sexo, y que en el último tiempo han ido en aumento en el entorno laboral de quienes trabajan en el único hospital de alta complejidad de la región de Aysén.
Es entonces, cuando podemos hablar de violencia de género, que involucra "Cualquier acción, omisión o conducta basada en motivos de género que cause daño o sufrimiento físico, sexual, psicológico, económico o de cualquier otra índole a una mujer, tanto en el ámbito público como en el privado".
Es en ese impacto psicológico y emocional indiscutible que se produce un deterioro ligado a la aparición de posibles trastornos depresivos o ansiosos, perjudicando de forma directa su funcionamiento en lo personal, familiar y laboral.
A nivel regional, continuamos con una cultura conservadora, machista, que se ve reflejada en distintas esferas, públicas y privadas, y que las funcionarias del HRC han manifestado una percepción diferenciada en el trato que nos presentan al momento de ser atendidos por una mujer, a diferencia de cuando son atendidos por un hombre.
Así, dentro del universo de funcionarias, suele resonar el pensar o analizar la posibilidad de sufrir una agresión física o verbal de índole sexual por parte de usuarios, en el que la comunidad ha deshumanizado a las y los trabajadores de la salud, aludiendo y validando la posibilidad de canalizar su enojo, frustración o desagrado a través de diversas manifestaciones verbales o físicas.
Pertenecemos a una región pequeña. Es normal tener algún familiar que sea trabajador o trabajadora de la salud, y que se desempeñe específicamente en el HRC, por lo que usted señor o señora lectora, debe recordar que al hablar de agresiones a quienes trabajan en el Hospital y en específico, a las agresiones a nuestras funcionarias, están agrediendo a quien podría ser su madre, hija, hermana, pareja o amiga.
Lo anterior, nunca ha sido y nunca será, una facultad para generar un trato agresivo de ningún tipo, entre y hacia funcionarios, por parte de la comunidad ni mucho menos desde nosotros hacia ustedes, nuestros usuarios.