No solo cuidamos corazones


Cada agosto, el Mes del Corazón nos recuerda que las enfermedades cardiovasculares siguen siendo la primera causa de muerte en Chile y en el mundo. En este contexto, la labor que realizamos en la Unidad de Cardiología adquiere un significado especial: cada día recibimos a personas que buscan cuidar lo más valioso que tienen, su corazón.
El corazón es un órgano maravilloso: es nuestro motor de vida. Funciona como un hogar bien organizado: tiene un sistema eléctrico que coordina cada latido, paredes que le dan forma y protección, cañerías que llevan la sangre a cada rincón del cuerpo, puertas y ventanas que regulan el flujo para que todo funcione. Y, como cualquier casa, necesita cuidado y mantención para seguir siendo un lugar seguro y fuerte donde habite la vida.
La Unidad de Cardiología del Hospital Regional Coyhaique es pequeña, con apenas tres boxes de atención, pero con ellos logramos verdaderas maravillas, aún recursos limitados. Todo porque brindamos un servicio que, aunque muchas veces pasa desapercibido para la población y las autoridades, es vital para nuestra comunidad.
Dicho eso, no siempre sentimos que se nos reconozca la importancia que tenemos: somos la única Unidad de Cardiología de la red asistencial aysenina. Y aunque sabemos que faltan especialistas, la cardiología no se compone solo de ellos, también la conformamos personal auxiliar de servicio, administrativo, TENS, enfermeras y médicos internistas que apoyan el trabajo que hacemos en el día a día.
El recorrido del paciente comienza con nuestra secretaria que, junto a nuestro auxiliar de servicio, son el primer rostro que encuentran al llegar. Con su saludo, paciencia y orientación, abren la puerta a una atención cercana y humana. Luego, como equipo de enfermería, continuamos ese camino: recibimos, escuchamos y realizamos las atenciones por las que el paciente acude. Instalamos holter, tomamos electrocardiogramas, asistimos en ecocardiogramas y en test de esfuerzo. Y, sobre todo, acompañamos en esos momentos donde la incertidumbre y la preocupación están presentes. Tareas que no son siempre fáciles.
Muchas veces también escuchamos inquietudes, frustraciones y descargos de los pacientes. Sabemos que las horas con médicos son escasas y que las listas de espera crecen cada día. A pesar de que realizamos operativos dos veces al mes para ampliar la cobertura, la demanda sigue superando nuestra capacidad, realidad que nos impulsa a trabajar con creatividad, a optimizar cada recurso, manteniendo siempre el foco en el bienestar de quienes confían en nosotros.
En Aysén, donde las distancias son largas y el acceso a especialistas es un desafío constante, nuestro trabajo no es solo técnico ni administrativo: es profundamente humano. Detrás de cada examen, cada ficha y cada gestión, hay un equipo que pone dedicación, empatía y compromiso en cada una de las acciones que realizamos.
Porque en la Unidad de Cardiología no solo cuidamos corazones: cuidamos personas, historias y sueños. Lo hacemos con el convencimiento de que, aunque seamos pequeños, cada latido que ayudamos a proteger tiene un valor infinito.