Agentes y Asistentes en la historia policial: Una senda de sacrificio y compromiso por la comunidad


Corría la década de 1860 y Chile vivía un tiempo convulso. Las crónicas de la época advertían sobre un clima de inseguridad: la criminalidad aumentaba, los delitos se multiplicaban y la ciudadanía miraba con desconfianza sus calles. En cada ciudad existía un cuerpo de seguridad propio ?desde la Policía de Tacna hasta la de Punta Arenas? que redoblaba esfuerzos, pero parecía no ser suficiente. Fue en medio de ese escenario incierto cuando un nombre marcaría el rumbo de la seguridad ciudadana: el comandante de la Policía de Santiago, Manuel Chacón Garay.
Chacón tuvo una idea visionaria: crear una organización inédita en el país, una policía distinta, civil, sin uniforme y dedicada, exclusivamente, a la investigación profesional de los delitos. Nació así la Sección de Pesquisas de la Policía de Santiago, una apuesta que en poco tiempo resultó un éxito rotundo. El modelo despertó la admiración de las demás policías del país, que pronto quisieron contar con su propia unidad de pesquisas.
Ese fue el inicio de una transformación que cambió para siempre la seguridad en Chile. Los Agentes de Pesquisas asumieron la misión de enfrentar desafíos cada vez mayores, y con el paso del tiempo surgieron nuevos protagonistas: las y los actuales Agentes Policiales y Asistentes Administrativos, quienes aportaron dinamismo, conocimiento y compromiso a una institución que, a lo largo de décadas y bajo distintas denominaciones, evolucionó hasta convertirse en la Policía de Investigaciones de Chile (PDI).
Estos funcionarios cubrieron áreas que resultaban vitales: logística, administración, análisis, seguridad de cuarteles y apoyo en los procedimientos. Con el tiempo, el rol del Agente se expandió mucho más allá de la conducción de vehículos o la vigilancia de recintos. Hoy son pieza clave en la toma de denuncias, recopilación de evidencia, detenciones, controles migratorios internacionales, fiscalización de extranjeros y búsqueda de drogas, aportando directamente a la investigación criminal y a la seguridad pública.
En paralelo, la otrora Dactilógrafa de Ayudantía dio origen al actual Asistente Administrativo, sostén de las labores administrativas, logísticas y de gestión integral. Su trabajo fue y sigue siendo silencioso, pero esencial: largas jornadas, trasnoches, fines de semana y presencia en pasos fronterizos, puertos y aeropuertos, siempre con la misma premisa: servir al país con profesionalismo.
Ambos estamentos, Agentes y Asistentes, han compartido un rasgo común: el sacrificio. Detrás de cada procedimiento y de cada labor cumplida hubo cumpleaños ausentes, navidades interrumpidas y kilómetros recorridos sin mirar el reloj. El compromiso es tan profundo que algunos incluso entregaron la vida en cumplimiento del deber.
En este 2025, se recuerda con gratitud y respeto a quienes marcaron el camino y a quienes aún hoy sostienen esta labor. El pasado 12 de agosto se conmemoró el Día de los y las Agentes Policiales, y el 27 de agosto, el Día de las y los Asistentes Administrativos. En estas fechas no solo se honra la función, sino también a los hombres y mujeres que la encarnan con valentía.
Con especial emoción se evocan los nombres de quienes llevaron la promesa del deber hasta el último extremo: Gabriel Rodríguez Alcaíno, Sergio Osbén Cuevas, Carlos Fuentes Fuentes, Luis González Saavedra, Patricio Arriaza Cabezas, Juan Canales Morales, Jaime Torres Yáñez y Mauro Castillo Ávila. Cada uno de ellos representa el compromiso asumido de "hasta rendir la vida, si fuese necesario" por la seguridad de Chile.
Hoy, cuando la PDI se reconoce como una institución moderna y profesional, la historia del Chofer, después llamado Conductor de Vehículo Policial y Guardia, convertido en Agente Policial y de la Dactilógrafa que se transformó en Asistente Administrativa, es también la historia de un país que confía en su Policía Civil; una historia que mezcla sacrificio, visión y entrega absoluta al servicio de la comunidad.