Efecto mariposa

El efecto mariposa es un concepto de la teoría del caos que describe cómo una pequeña variación inicial en un sistema complejo puede desatar consecuencias enormes e impredecibles. Se resume en la famosa metáfora: el aleteo de una mariposa en China podría, con el tiempo, provocar un tornado en Estados Unidos.
Escribo sobre esto a raíz de una conversación que tuve con una ex comerciante del centro de Coyhaique, a quien a menudo le compraba sus productos. Sin entrar en detalles que vulneren su privacidad, su historia sirve de ejemplo para muchos otros casos.
La pregunta sobre por qué cerró su negocio familiar reveló una cruda realidad: su emprendimiento funcionaba como una bicicleta ajustada y compleja, donde cada venta se reinvertía en nueva mercadería, manteniendo un ciclo constante.
Todo iba bien hasta que hicieron una venta importante a un contratista local. Cuando llegó el día de pago, el cliente les explicó que el servicio público del cual era contratista aún no le había transferido el dinero.
Pasaron días, semanas y meses. Ese retraso fue un golpe fatal.
Para el Servicio de Impuestos Internos, la Dirección del Trabajo, las empresas de servicios básicos como Edelaysen y Aguas Patagonia, el arrendador o los proveedores, no existe el "aún no me han pagado".
El pago debe hacerse igual, con reajustes, intereses y multas. Para una microempresa, que son la mayoría en la región, un pago que para un Estado que mueve miles de millones es insignificante, para ellos lo es todo. Es el futuro de su familia.
Es imperativo que el Estado y sus burócratas modernicen sus procesos. Se necesita más humanidad y criterio en la toma de decisiones. Dejar de ser una traba, de encontrarle un problema a cada solución y de perpetuar el "así se ha hecho siempre". Esa procrastinación burocrática puede significar la quiebra de una familia.
El problema no es, exclusivamente, que el país tenga un millón doscientos mil funcionarios, sino que, en ese complejo engranaje, una simple piedra puede causar un daño irreparable. Aunque sean una minoría, me consta, algunos funcionarios no hacen su trabajo con la dedicación y el esmero necesarios.
Y el problema se agrava cuando las asociaciones, federaciones o agrupaciones los defienden a ultranza, sin razonamiento ni justificación.
Al final, la Ley 21.131 de 2019 que obligaba al Estado a pagar en máximo 30 días corridos contado desde la recepción de la factura, es letra muerta.
Ese pequeño aleteo burocrático, ese simple retraso en un pago, no solo puede generar un tornado en otra parte del mundo, sino que puede ser el fin de un negocio y dejar a familias sin su sustento.