Editorial, Redacción Si nos ponemos a analizar la percepción ciudadana, considerando además que estamos ad portas de una relevante definición electoral, hay realidades transversales que siguen inquietando a la gente, fundamentalmente desconfianza y una distancia tremenda de las personas respecto a la política y sus representantes.
Este punto no es más que la evidencia clara y contundente del divorcio entre las partes, pero pese a ello, la gente desea comenzar a vivir mejor y advertir cambios concretos, ver dinamismo económico, nuevas oportunidades de empleo, ejecución de obras pública; en definitiva, señales concretas de una nueva etapa y no más de lo mismo ni menos, escuchar largas y repetitivas explicaciones y justificaciones.
Y considerando que el sentir popular es ese, sin distinción ideológica, el mundo político, los candidatos, tienen absolutamente claro que la ciudadanía no tiene mucho interés por los discursos populistas.
La gente simplemente quiere desarrollo. Porque es un hecho de la causa que la comunidad aisenina sigue a la espera de respuestas y soluciones a muchas demandas y problemas. Muchas de esas soluciones están en manos de las autoridades regionales y otras en manos del gobierno central y los parlamentarios, que deben empoderarse mejor en su rol y su compromiso con Aysén.
Hoy en Aysén no hay nada más importante que revertir el rezago que nos afecta y comenzar a generar progreso con el epicentro en las personas.


















