La lluvia, la nieve, los problemas ¿y las soluciones?

El colapso en varios sectores de la Carretera Austral iniciándose la temporada alta de turismo, deja en evidencia que la conectividad terrestre es prioridad uno para la región, de lo contrario, situaciones como las vividas el reciente fin de semana, seguirán afectando el desarrollo del territorio e impactando negativamente en nuestras comunidades, especialmente las de sectores rurales y campesinas.
No se trata solamente de un problema caminero, es un todo, y sus repercusiones por cierto que provocan daños en muchos sectores productivos, no solo en el turismo. Si a la fragilidad de nuestra red vial regional sumamos los adversos efectos de la lluvia intensa y nevazones inesperadas en plena época de pariciones, los problemas se agudizan. Y peor aún, municipios muy mal preparados en términos de logística, infraestructura y de recursos financieros para poder enfrentar estas adversidades. No es casual que veamos a todos los alcaldes de las zonas más afectadas, emplazando al Gobierno a llevar ayuda para las personas más golpeadas por este frente, algunos sacándole un provecho político indecente a una realidad climatológica que no tiene sesgo ideológico. Pero así estamos, vulnerables, ftágiles, expuestos a una naturaleza impredecible, que cuando nos sorprende, solo deja más y más en evidencia nuestras vulnerabilidades.
Aysén, como región extrema y aislada, es una zona que necesita mayor atención estatal porque objetivamente tiene aún serios problemas de equidad territorial, y mientras sigan existiendo de manera tan evidente, el desarrollo seguirá condicionado y los habitantes de esta zona austral, expuestos a esas desigualdades.
Entonces lo que se requiere y con urgencia, es dejar la demagogia a un lado y comenzar a proponer acciones concretas y realizables para salir de este estado. Los diagnósticos abundan, pero se necesita pasar rápidamente de la teoría a la práctica, porque en rigor, está todo claro, las necesidades también, las exigencias ciudadanas lo mismo, por lo que el paso que hay que dar es absolutamente lógico y fundamental.
La democracia es dinámica, y los ciudadanos demandan a los gobiernos de turno, que su proyección y gestión tenga como epicentro a las personas y su desarrollo. Porque ya no basta solo con escuchar a la comunidad. La pregunta es entonces; si ya se sabe qué es lo que anhela la gente, por qué cuesta tanto concretar y avanzar. Las demandas ciudadanas siguen postergadas y en la búsqueda de respuestas y soluciones se pierde tiempo fundamental.
Cuando los habitantes de Aysén a través de sus dirigentes o de manera directa reiteran sus reivindicaciones, están dejando en evidencia que no se necesitan más diagnósticos, sino que se requieren acciones para poder superar las brechas y comenzar a transitar hacia mejores niveles de desarrollo.