Palestina vive

Mencionar nuevamente el horror que hace años vive el pueblo palestino no es el motivo de esta columna. Con la tecnología actual vemos prácticamente en directo el genocidio que comete el gobierno sionista de Israel junto a sus aliados en contra de un pueblo acorralado e indefenso.
También sabemos que, con distintos grados de compromiso, algunos gobiernos y grupos de defensores de los derechos humanos se han manifestado en contra de esta barbarie. Les ha costado la vida a trabajadores de la salud, periodistas, voluntarios de distintas nacionalidades, que pusieron no solo la voz, sino el pecho a las balas.
La principal ayuda al gobierno de Netanyahu ha venido de EE.UU, la ayuda militar suma 21.700 millones de dólares y comprende aviones de combate, misiles, bombas y sistemas de puntería avanzada. Con ese armamento han podido asesinar a más de 20.000 niñas y niños y de esos, 1.009 niños tenían menos de 1 año de edad. Se presume que miles de niños están desaparecidos bajo los escombros y esa cifra no se suma a las mencionadas oficialmente. De los niños sobrevivientes más del 50% tienen riesgo de morir por hambruna o por desnutrición aguda. Los datos de muertos, mutilados, desplazados de su territorio llenan páginas. A eso se suma la destrucción de sus hogares, la ausencia de infraestrujctura y elementos básicos de sobrevivencia.
El cese al fuego es imprescindible para detener el genocidio. Al "parecer" este llegó a través de un acuerdo presentado por EE.UU., sí, el mismo país que financia la guerra en Gaza. Los mediadores son Qatar, Egipto y Turquía.
Entender el acuerdo de paz en Gaza es tarea compleja, porque no se han hecho públicos todos los detalles del acuerdo y hay muchas cosas que pueden salir mal. Pero los palestinos respiran aliviados por el momento, pensando que se detendrán los bombardeos y podrán recibir alimentos. Por su parte, los israelíes están ansiosos de ver el regreso de los rehenes que quedan en Gaza. A ambos lados de la guerra (no se puede decir frontera) hay esperanza.
Por lo pronto se acordó la liberación de prisioneros. Hamás entregará a los 20 rehenes vivos, todos hombres, posiblemente este lunes y una vez que esto ocurra, Israel liberará a los cerca de 2.000 rehenes palestinos que incluye a mujeres y niños.
También como parte del acuerdo comenzará una retirada parcial de tropas israelíes de Gaza, aunque aún no se define como quedará el mapa, porque Israel seguirá controlando el 58% de la Franja de Gaza. La retirada será progresiva y, según el plan de Trump, el Estado hebreo no ocupará ni se anexionará Gaza.
Al alivio inicial por este acuerdo viene la desazón por todos los aspectos cruciales que no se han definido. Por ejemplo, el plan de paz no contempla el reconocimiento de Palestina como Estado soberano, no garantiza justicia ni reparación para las víctimas y no asegura la participación plena de los palestinos en las decisiones sobre su futuro.
EE.UU. no da puntada sin hilo, son conocidas sus tácticas y estrategias ya aplicadas en decenas de países intervenidos. Por eso la alegría será momentánea y pasajera si sólo va a depender de los dictados del imperio del norte, la geopolítica la juegan los poderosos en armas y en dinero. A los demás les queda unirse para luchar con humanidad, dignidad, respeto a la vida, al planeta, por la paz y libre determinación de los pueblos.
¡Palestina vive y no está sola!