Perros asilvestrados y de libre deambular: cuando no actuamos, pierde el campo y también la la fauna


Hace pocos días, Magallanes volvió a mostrar la gravedad del problema de los perros asilvestrados. Entre 2012 y 2025, el SAG registró 3.325 animales afectados, y hubo episodios extremos, como el ataque a 450 ovejas en Timaukel en 2017. La Sociedad Nacional de Agricultura calificó la situación como un "daño brutal" y pidió medidas urgentes. Es una crisis anunciada.
El problema no afecta solo a Magallanes ni se detiene en el cerco de un predio ganadero. En las áreas protegidas, los perros de libre deambular y las jaurías de perros asilvestrados están golpeando a especies emblemáticas y en peligro. En el Parque Nacional Cerro Castillo, un análisis reciente de Conaf muestra que un 23% de las muertes de huemul son causadas por predación y un 6% por perros domésticos. Con los pudúes, la evidencia es igual de dura: según una revisión realizada a partir de datos del Servicio Agrícola y Ganadero en la Región de Los Lagos, los ataques de perros explican el 25% de los rescates gestionados por la institución entre 2022 y 2025 (31 de 120 eventos) y son la principal causa de ingreso a centros de rehabilitación..
La realidad demográfica nos pasó por encima. Un estudio inédito realizado por la Subsecretaría de Desarrollo Regional y Administrativo en 2022 reveló que en Chile existen cerca de 8,3 millones de perros con dueño y casi 3,5 millones de perros sin tutor conocido. ¿El resultado? Una masa crítica de animales que entra y sale del espacio público y de las áreas protegidas sin que nadie se haga cargo de ellos ni del daño que causan.
Desde hace años he advertido que en los parques no hay margen para improvisar. Se necesita regulación, fiscalización y protocolos claros para perros con y sin tutor en zonas de alto valor ecológico. Lamentablemente, la normativa existente no garantiza la protección y cuidado de la fauna silvestre, poniendo en serio riesgo a especies emblemáticas.
La Ley 21.020 prohíbe el abandono de mascotas y establece obligaciones de registro y cuidado; las multas pueden llegar hasta 30 UTM y, en casos graves, contemplan inhabilidad de por vida para tener animales. Conaf prohíbe el ingreso de mascotas a las áreas del SNASPE justamente para resguardar la biodiversidad. Estas no son sugerencias: son reglas. Cumplirlas salvaría vidas de fauna silvestre. Sin embargo, el 86% de las áreas protegidas del SNASPE reporta amenaza por perros y gatos, según campañas públicas de sensibilización apoyadas por Conaf y organizaciones ambientales.
Esto no es una cruzada "anti-perros": es pro-biodiversidad y pro-tenencia responsable, un pacto por la vida silvestre y por el campo, que no enfrenta a "amantes de los perros" con "amantes de la naturaleza". La tenencia responsable es precisamente amar a tu perro sin desamparar a nuestra fauna silvestre como huemules y pudúes.
Magallanes nos dio este mes un recordatorio. Pero el costo mayor es el que no vemos: el retroceso silencioso de especies únicas. Si normalizamos las jaurías en áreas protegidas y los perros de libre deambular en el campo, estamos renunciando a salvaguardar nuestro patrimonio natural.