Pitipalena Añihue, un modelo que marca la pauta

La nueva institucionalidad ambiental avanza con paso agigantado y nuestra región es de las primeras en implementar el nuevo Servicio de Biodiversidad y Áreas Protegidas SBAP, que esperamos esté en plena marcha en febrero del próximo año. Estos cambios prometen una mejor, más ordenada y ágil gestión de la conservación de nuestras áreas protegidas, y si bien parece que, cada vez que nos enfrentamos al cambio la incertidumbre de lo nuevo nos remueve la estructura, déjenme decirles que este cambio lo creamos entre todos y todas, y que es también el producto de un trabajo de larga data, de recorrer el territorio, de compartir con las comunidades, de experiencia y especialmente, buenas experiencias de aprendizaje que de nuevo tienen solo la oportunidad de ser replicadas a nivel nacional.
El mejor ejemplo y de lo que hoy les hablaré, es el Área de Conservación de Múltiples Usos Pitipalena-Añihue (ACMU-PPA), un modelo pionero, que demuestra que la gestión ambiental colaborativa no solo es posible, sino profundamente transformadora. En sus cuatro años de implementación del Plan de Manejo, este territorio ha sido laboratorio vivo de gobernanza, participación y sustentabilidad. Allí, el trabajo conjunto entre instituciones, comunidad local y proyectos de cooperación internacional, ha permitido avances concretos en la protección de la biodiversidad marina, la educación ambiental y la generación de oportunidades económicas sostenibles.
Como parte de este Plan de Manejo, la conformación de la Mesa del Puye marcó un hito histórico: por primera vez en Chile se reconoció una pesquería de pequeña escala para esta especie, permitiendo que 71 recolectores de orilla de la localidad puedan operar dentro del ACMU con reconocimiento oficial de Sernapesca, lo que se traduce en ingresos cercanos a 100 millones de pesos para la comunidad local. Este logro no solo evidencia el valor ecológico del área, sino también su potencial para mejorar la calidad de vida de las personas a través de la gestión responsable de los recursos naturales y así también lo evidenciamos en la última sesión con la comunidad donde nos dijeron "no queremos sacar más, queremos comercializar mejor", con la férrea idea de la importancia de conservar el recurso.
A la par, se avanza en la construcción de una guía de monitoreo ciudadano de fauna marina, una iniciativa nacida desde la propia comunidad, que fortalece el sentido de pertenencia y el rol activo de los habitantes en la conservación del territorio. Estos logros no son aislados. Responden a un modelo de gobernanza participativa, donde la comunidad tiene un rol protagónico en la co-gestión del área, y así también confluyen aliados estratégicos como el CIEP, WWF, IFOP y el Fondo Naturaleza. La colaboración entre Estado, ciencia y comunidad está sentando las bases de una conservación moderna: una que escucha, involucra y construye futuro.
Mirando hacia adelante, esta semana volveremos a reunirnos con la comunidad para trabajar en conjunto la revisión y actualización del Plan de Manejo del ACMU-Pitipalena-Añihue, bajo el modelo de estándares abiertos, asegurando un proceso participativo y transparente que dirigirá las acciones de los próximos cinco años. También se fortalecerá la Mesa del Puye con el desarrollo de una marca territorial y la apertura de nuevos mercados. Todo esto no son solo gestiones administrativas: son señales de un modelo que promueve el cuidado del patrimonio natural no como un lujo, sino una forma de asegurar su propio futuro. En Aysén, lo estamos demostrando con hechos. Pitipalena-Añihue no es solo un nombre en un mapa: es un modelo vivo de cómo la colaboración, la ciencia y la comunidad pueden coexistir, aprender y prosperar juntas… nos vamos a Raúl Marín a seguir impulsando futuro, pronto les vamos contando.