Editorial, Redacción Quedan 5 meses de Gobierno, un tiempo muy acotado para poder corregir errores, para enmendar el rumbo. Pero es un desafío que hay que enfrentar con mucha convicción si el oficialismo quiere al menos proyectar un nuevo periodo. Objetivo en el que las elecciones del 16 de noviembre son decisivas.
La comunidad está esperando reacciones, respuestas desde el Gobierno, para poder entender a qué se debe el complicado momento económico que enfrentamos como país y región. Y aun cuando las explicaciones no sirvan mucho para cambiar esta adversa realidad, al menos permiten a la comunidad entender mejor por qué estamos como estamos. La inversión pública sigue detenida, no se advierte ejecución de obras públicas, entonces la comunidad se pregunta, qué debe pasar para que el Gobierno reacciones o al menos justifique lo que está ocurriendo, más aún en un territorio como Aysén, donde se depende fuertemente de la inversión estatal.
Una interrogante que abre espacios para el debate y para que se genere un urgente despliegue territorial de parte de las autoridades para explicar qué pasa, por qué se avanza tan lentamente. Porque la gente quiere ver acciones concretas y no escuchar justificaciones de las autoridades señalando que no se han podido destrabar muchos procesos licitatorios que caminan a un ritmo cansino, porque esas explicaciones solo dan cuenta de una institucionalidad sumamente burocrática y que al final del día, no se hace cargo de la urgencia y de la oportunidad que demandan la ciudadanía para poder desarrollar esta zona extrema del país.
Al Gobierno le quedan 5 meses de gestión, y si bien se trata de un periodo corto, en el que difícilmente se logrará avanzar a otro ritmo, lo importante es que aún queda, esperamos, el orgullo y la convicción desde el oficialismo, de querer avanzar un poco más y dejar algo al menos, del sello diferenciador del que tanto se habló al comienzo de este mandato.






















