Septiembre


Al fin llego septiembre, un mes que de una u otra forma une a todos los chilenos. Este año marcado por un contexto eleccionario, es decir, entre medio de candidatas y candidatos será la cosa. Cuatro días y medio para celebrar, considerando el diecisiete en la tarde. Las vísperas son las mejores, dicen. Un mes de intensas relaciones sociales, que son muy complicadas en los tiempos actuales, no existe la fórmula perfecta y donde nuestra sociedad pasa a su vez por diferentes estados, se abren nuevas visiones, se rompen paradigmas y a su vez las redes sociales le dan la posibilidad a cualquier individuo de opinar sobre lo que sea, no importa lo que diga ni como lo diga, parece que todos tratan de tener la razón, y quizá eso es verdad.
Los estudios indican que en la sociedad chilena se ha instalado con mucha fuerza la desconfianza, nadie parece confiar en nadie, con esto se fomenta la individualidad, el egoísmo y la competencia, que tan mal nos hacen como pueblo, porque está demostrado que la unión hace la fuerza, que son las estrategias colectivas y comunitarias las que siempre van a ser victoriosas y se logran con el sacrificio conjunto. Sin embargo, nuestra estructura occidental capitalista de competencia nos empuja siempre hacia el otro lado y esto se traduce en la pérdida de valores fundamentales, principalmente todos aquellos que tienen que ver con el respeto por el otro, por el que está al lado, por el vecino, por todos los demás y mas encima no nos damos ni cuenta.
De esta forma hoy en día lamentablemente, a una gran mayoría de personas no les interesa ni les preocupa lo que pase con sus semejantes, no les importa esparcir y tirar basura por las calles, avenidas, lugares públicos, plazas, campos, riberas de los ríos, podemos observar todo tipo de plásticos, botellas, envases, cajas de vino, latas de cerveza, colillas de cigarrillos, pañales desechables y muchos desechos más. Nuestra turística región está expuesta a estas malas prácticas de sus visitantes y también de quienes vivimos acá, no existe control social, sino que se tiende a mimetizar una conducta negativa compartida y esto es lo que trasmitimos a las nuevas generaciones.
Todavía nadie deja pasar a otro vehículo, sino que, al contrario, me apuro para pasar yo primero, si hay un disco pare en un puente, no lo respeto, si puedo pasar a llevar a otra persona en la fila del banco o del supermercado, lo hago sin miramientos, como si por unos minutos más se nos fuera a acabar el mundo, ya que, además, con esto de la modernidad, todos andan apurados, atrasados, todos dicen "no tengo tiempo" y con eso justifican lo que no quieren hacer.
Los seres vivos somos lógicos, como los niños, creemos en las coherencias lógicas, hemos racionalizado las emociones en función de la razón, pero nuestros problemas no son con la inteligencia, son con las emociones. Estamos fríos, sin sentimientos. Las pantallas nos doblegan. Los conflictos humanos son todos desde la emoción, queremos cosas distintas, con premisas básicas distintas. La ética es fundamental en las relaciones sociales, si no cumplimos con este básico principio, vamos por mal camino, un camino pedregoso que no sabemos dónde nos llevará.
Cambiemos, vayamos a paso lento, pero firme, con mucha tranquilidad, intentemos cambiar un poco aquellos paradigmas que nos mantienen aferrados a malas practicas sociales, intentemos cada día ser un poco mejor, sonreír, mirar lo que viene con optimismo, sonreír a los demás, ayudar a quienes podamos, entender porque las personas actual de tal o cual manera, seamos estoicos, la vida no es eterna y debemos vivirla intensamente y al máximo y es nuestro presente, es hoy, cuando debemos hacerlo, pensar mucho en el futuro es una pérdida de tiempo.