The Salmon Summit & las lágrimas de cocodrilo-salmón

Vale la pena analizar un poco el "Salmon Summit" (¿ese idioma le acomoda mas al Estado Salmonero?) de la semana pasada. En éste hubo varias ponencias y un panel de tres de las y los candidatos a la Presidencia de la República y como guinda de la torta un discurso del presidente de Salmon Chile. Eso, con ausencia total de temas ambientales, invasión ilegal de áreas protegidas e impactos socioculturales y empobrecimiento del litoral.
La verdad es que es notable y hay que reconocerlo, como el empresariado, en este caso salmonero, le fija la pauta y pone en la pared a los candidatos, a la política, y de paso al gobierno. Claro que ahí, sin contar aun con programa oficial, las y los candidatos pueden decir cualquier cosa y hacer lo posible para quedar bien ante un público sectario. Por lo demás, a "la galucha" le interesó más lo que se decían o espetaban entre ellos, el circo romano; y eso es lo que más trascendió del evento aquel.
En todo caso, por nuestra parte, tuvimos la suerte de ver la opinión publicada de lo que expreso ahí el ex ministro del Medio Ambiente, Marcelo Mena, poniendo algo de verdad ante tanta desinformación de intereses industriales (ver: "Menos ideología, más ciencia: una mirada larga para la salmonicultura"). A propósito, nuestra experiencia con la Comisión de Pesca y Acuicultura de la Cámara de Diputados es que ahí priman las presiones e intereses empresariales y de grupos organizados, mientras la ciencia prácticamente no corre.
Entre esa desinformación, vale referirse al discurso de Arturo Clement, presidente de SalmonChile, que junto con lamentar la ausencia de autoridades de gobierno (algo más o menos lógico), expresó: "en vez de pensar en crecer, invertir, generar valor, en los últimos años nuestros esfuerzos han estado destinados a no desaparecer y aguantar".
¿No será un tanto exagerado decir algo así? ¿Es real esta visión salmonera (Clemens tenía ahí todo un coro griego en lo mismo), de estar rodeados de enemigos que los quieren eliminar, o más bien son lágrimas de cocodrilo? ¿Es cierto eso, cuando esa industria exporta sobre 6.460 millones de dólares anuales, siendo la segunda del país y que aumentó de 410 concesiones en el 2005 a cerca de 1.400 actuales, y en la práctica hacen lo que quieren?
La verdad es que con el virus ISA, responsabilidad de ellos mismos y de la falta de regulación y fiscalización, esa que ahora no les gusta, estuvieron harto más cerca de desaparecer y fue el Estado y su institucionalidad quienes los salvaron, poniendo orden, con medidas sanitarias y hasta permitiéndoles hipotecar mar chileno ¡y eso inclusive de áreas silvestres protegidas! ¿En alguna parte del mundo existirá tanta manga ancha para una industria irresponsable? Y hasta hoy hay salmoneras instaladas ilegalmente hasta en parques nacionales (25 concesiones), incluso varias sin calificación ambiental, con sobreproducción y uso de químicos y antibióticos (de varios de los cuales por años no se sabía siquiera sus efectos en la vida marina nativa), a lo que se suman los escapes de una especie exótica invasiva hacia éstos.
Vale insistir en que en mar salmonero está demostrado que en diez años 75% de la biodiversidad desaparece ¿Eso es lo que va a quedar hasta en áreas protegidas? Y reclaman que les den más concesiones cuando solo usan 23% de ellas y tienen 37,2% de sus concesiones caducables (que por gracia de la autoridad no se hacen efectivas). Para remate, recibieron sobre 67 mil millones en subsidios directos a mano de obra y otros tantos por parte de Corfo y otros fondos fiscales para todo tipo de proyectos, también a sus prestadores de servicios. Además, como si fuera poco, hay artículos enteros de la Ley de Pesca y Acuicultura que jamás se han aplicado o cumplido y varias décadas en que los dejaron hacer lo que querían.
De ahí seguramente la añoranza. Y finalmente, para remate de las facilidades, les bajaron el perfil de evaluación ambiental a uno ausente de participación ciudadana. No por casualidad, la Contraloría ya ha realizado dos o tres auditorias en que le dice a la institucionalidad acuícola y ambiental que no está haciendo su trabajo regulador en aplicar la legalidad a esta industria. ¡Mas facilidades donde! ¡Y más encima se lamentan!