Redacción, Diario El Divisadero Hoy, más allá de la contingencia y del clima de permanente controversia de la clase política, las expectativas de la ciudadanía siguen puestas en una auténtica reactivación y en un efecto multiplicador que permita generar empleos y dinamizar la economía, y desde ahí, evidencias tangibles de más y mejor desarrollo.
Se trata de aspiraciones que por cierto no tienen sesgo ideológico, sino que simplemente representan la esencia más pura del sentido común y de los legítimos anhelos de cualquier ciudadano y ciudadana de este país.
Por tal razón, todos y todas esperamos que nuestro país salga de sus complicaciones y comencemos colectivamente a sentir, a palpar, mejores tiempos para así dejar atrás la incertidumbre y comenzar a poner nuestros mayores esfuerzos y convicciones en un mejor y próspero futuro para Chile, para Aysén y su gente.
Y desde esa máxima, todo es posible si se planifica y se consolida la convicción de querer salir de este pantano, porque como sociedad anhelamos lo que cualquier otro colectivo humano anhela. Una democracia más robusta y una institucionalidad que se pueda hacer cargo de las necesidades más urgentes de la gente, pero también de sostener los cambios que los ciudadanos/as demandan. Anhelamos desarrollo y evidencias concretas de su impacto en las personas.
Siempre, con certezas, optimismo y metas claras, es posible avanzar y encontrar ese justo equilibrio que se genera en toda sociedad democrática, que aspira a mejores condiciones de vida, a un mejor índice de desarrollo humano, equitativo, solidario e integrador. Y para ello, la colaboración público-privada es claramente una alianza fundamental para despegar, para reactivar y para asumir los nuevos desafíos con la fuerza y la convicción que un propósito como este requiere.
La comunidad anhela que comiencen a advertirse cada vez más señales positivas, que el ámbito económico y productivo inicie un proceso de mejora constante y así se pongan en marcha nuevos proyectos, nuevas ideas, nuevos emprendimientos, y se genere en Aysén un clima de optimismo que tenga un correlato en todos los rincones del territorio.
Trabajar colaborativamente es posible, la decisión de crear una corporación regional de desarrollo así lo demuestra, pero esa actitud debe ser permanente, y no estar supeditada a sesgos políticos, porque si seguimos en esa dinámica, difícilmente lograremos avanzar a un ritmo mayor y nuestro rezago persistirá.

















