Editorial, Redacción La percepción ciudadana a 9 días de la segunda vuelta presidencial es un indicador fundamental para conocer las sensibilidades políticas que hoy se disputan la confianza de los electores.
Y en este ambiente de poca sintonía entre la gente y esa actividad, comienzan a surgir nuevas expectativas, nuevas esperanzas, puestas precisamente en la nueva conducción que tendrá el país a contar del próximo 11 de marzo de 2026.
Y son nuevas expectativas porque siempre el refrescar la política conlleva generar nuevas relaciones con las comunidades. Por eso es que la responsabilidad de los dos candidatos, es tremenda, ya que quien gane deberá iniciar un proceso con la prioridad de atender las demandas de la gente y de mostrar una gestión eficiente y proba.
Y es que los políticos, los antiguos y los nuevos, los que recién incursionan y los más avezados, tienen absolutamente claro que la ciudadanía no tiene mucho interés por las arengas, menos por las polémicas artificiales e inoficiosas y las peleas políticas, muchas de ellas absolutamente innecesarias. Las comunidades exigen desarrollo, crecimiento, trabajo, estabilidad, aspectos prioritarios para las personas y que no tienen determinantes ideológicas, sino que apelan fundamentalmente a la eficiencia y a la oportunidad de las políticas públicas.
Porque es un hecho de la causa que la comunidad aisenina sigue a la espera respuestas y soluciones a muchas demandas y problemas. Muchas de esas soluciones están en manos de las autoridades regionales y otras en manos del gobierno central y los parlamentarios, que deben empoderarse mejor en su rol y su compromiso con Aysén.
Entonces lo que la ciudadanía espera es percibir un impacto favorable en su diario vivir, señales de progreso tangibles, porque la gente anhela que las acciones de mundo políticos dejen huellas.















