Sin un real trabajo público-privado, el progreso se dificulta

En pleno periodo electoral, a veces se pierde de vista la realidad y pensamos que los comicios son una suerte de salvavidas del que depende el futuro de nuestra patria, específicamente la estructura democrática que sustenta nuestra sociedad y sus instituciones.
Y al analizar las propuestas de los que quieren representarnos en el Congreso Nacional, queda claro que, salvo excepciones, todos comparten una máxima; Aysén requiere un Estado más presente y más fuerte que entienda que acá la rentabilidad debe tener otro enfoque, y que la infraestructura habilitante que tanto necesitamos para generar desarrollo, no puede seguir esperando décadas y décadas.
Por eso es que todos y todas, incluidos los medios de comunicación, debemos sumarnos a un gran objetivo regional que permita desarrollar efectivamente este territorio austral y dejar de ser una zona olvidada, rezagada y complicada para los gobiernos.
Hemos señalado reiteradamente que la búsqueda de consensos es una acción que nos convoca sin exclusión ni sesgos y comenzar a construir una mejor región, es un propósito urgente que no tiene domicilio ideológico, al contrario, es una meta colectiva transversal y que trasciende a los gobiernos.
Porque los desafíos son diversos y algunos muy ambiciosos, pero para cualquier sociedad democrática tener objetivos claros es un incentivo para sumarse al trabajo que demanda el poder conseguir esas metas. Y así lo deben entender también los gobernantes y no ver fantasmas donde no los hay.
Jamás se debe dejar de lado el diálogo con el mundo privado y las comunidades, los objetivos de un proceso de desarrollo inclusivo y colectivo son transversales. Porque hay muchos temas que son prioritarios y que llevan años esperando reacción y resolución. Lo relevante como comunidad es que siempre debemos asumir colectivamente nuevos desafíos, con las ganas de avanzar en aquellas áreas donde aún se advierten dificultades y con la convicción de que vienen mejores días en todos los ámbitos.
Y todos tenemos una cuota de responsabilidad para lograr una mejor región y más desarrollo. También hay un factor clave en la labor legislativa, por eso es sumamente importante elegir bien y contar así con auténticos representantes del sentir regional en el Parlamento.
Necesitamos una institucionalidad pública y una convicción del mundo privado que se pueda hacer cargo de las necesidades más urgentes, pero también de sostener los cambios que los ciudadanos/as demandan en todo ámbito.
Porque más allá de cualquier duda, la colaboración público-privada es claramente una alianza fundamental para despegar, para reactivar y para asumir los nuevos desafíos con la fuerza y la convicción que un propósito como este requiere.