Consumo de alcohol: precaución y responsabilidad


En el mes de septiembre, se celebra nuestras Fiestas Patrias, son una de las celebraciones más esperadas e importantes del año. Durante todos los días del mes, las calles se llenan de colores, música y bailes, pero muchas veces todo se ve empañado por el exceso de bebidas alcohólicas. El vino, la cerveza, el pisco y otros destilados forman parte fundamental de las reuniones, las parrilladas y las festividades familiares. Sin embargo, detrás de la alegría, se esconde una realidad mucho más compleja: el consumo excesivo de alcohol en nuestra Región está vinculado a un aumento en la ocurrencia de los homicidios, accidentes y conductas de riesgo que afectan gravemente la seguridad y el bienestar de las personas y los habitantes de Aysén.
El alcohol es una sustancia que, cuando se consume en exceso, tiene efectos devastadores en nuestro cuerpo. En el contexto de las Fiestas Patrias, se observa con preocupación, cómo la ingesta de estas bebidas alcanza niveles peligrosos. Los números hablan por sí mismos: según cifras, entregadas año a año por las autoridades, las Fiestas Patrias se caracterizan por un incremento en los accidentes de tránsito, en muchos de los cuales se encuentran involucrados conductores ebrios. Los números de Violencia Intrafamiliar también aumentan, dado que el alcohol potencia comportamientos impulsivos y descontrolados, los que en ocasiones finalizan con delitos de lesiones o la muerte.
Estudios realizados por las distintas áreas de análisis de nuestra institución, revelan que el exceso de alcohol está vinculado directamente con un aumento de delitos violentos, como las agresiones físicas y los femicidios, especialmente durante las festividades en donde se celebran grandes reuniones sociales.
El licor, muchas veces se convierte en un detonante de otros delitos, tanto en espacios públicos como privados. Durante las Fiestas Patrias, es común observar cómo la euforia de la celebración lleva a algunas personas a perder el control de sus emociones. Un brindis, que en principio debería ser un acto de camaradería y unión, se transforma, para algunos, en el preludio de una serie de actos violentos. El alcohol, al ser un depresor del sistema nervioso, no solo altera la capacidad de tomar decisiones, sino que también disminuye las inhibiciones, lo que puede hacer que personas que, en otras circunstancias, no agredirían a nadie, lo hagan durante un episodio de intoxicación etílica.
En muchos hogares chilenos, el exceso de alcohol se convierte en un catalizador para episodios de ira desmedida que desencadenan situaciones de Violencia Intrafamiliar, tanto física y psicológica, perpetuando ciclos de abuso y agresión.
Es por lo anterior que previo a las festividades, estuvimos junto a otras autoridades promoviendo el autocuidado, a disfrutar de forma responsable junto a nuestros seres queridos. Nuestro mensaje fue claro: festejemos con responsabilidad, esta y las próximas celebraciones que quedan. No pongamos en riesgo la seguridad propia ni la de los demás.
A lo largo de los años, la sociedad chilena ha ido tomando conciencia sobre los peligros asociados al consumo irresponsable de alcohol. Las campañas de sensibilización y prevención de accidentes, promovidas por distintas instituciones públicas y privadas, han buscado reducir los riesgos asociados con la ingesta excesiva de este líquido.
El desafío está en cómo cambiar la mentalidad colectiva respecto al consumo en fiestas. Si bien es cierto que las celebraciones son una parte esencial de la identidad cultural de Chile, también lo es que debemos asumir la responsabilidad de fomentar la moderación y la conciencia.
La seguridad, el respeto y el bienestar de todos deben ser la prioridad, y esto solo se logrará si cada uno asume su responsabilidad y actúa con mesura. Solo así podremos disfrutar de manera segura, alegre y llenos de recuerdos positivos, sin que la diversión se vea empañada por las consecuencias del consumo irresponsable de alcohol.